Como si se tratara de un trámite, Lionel Messi jugó poco más de quince minutos en el amistoso del Barcelona ante un combinado de la liga coreana. Obligado por el contrato firmado, el astro argentino tuvo que saltar a la cancha para que el club catalán pudiera percibir los dos millones de euros pactados por la organización y no fuera multado con 200 mil por su ausencia. Pero para dejar a todos conformes, el delantero aprovechó ese cuartito de hora para convertir dos goles y justificar su presencia en el amistoso que Barcelona se impuso 5-2 a K-League All Star.

Por más que el entrenador Pep Guardiola no quería utilizarlo, la presión por el contrato fue más fuerte y se vio obligado a ponerlo. Incluso, el Barcelona emitió un comunicado. “La buena evolución del jugador, el extraordinario recibimiento de los aficionados coreanos, el gran número de seguidores azulgranas en este país y la enorme expectación creada son algunos de los motivos que se han tenido en cuenta para que el jugador tenga presencia en este amistoso”, se justificó el club.

Lo concreto es que a los 29 minutos del primer tiempo, Guardiola mandó al campo a Messi, que ingresó por Ilie Sánchez cuando los coreanos se imponían 2-1. Y en ese ratito, el crack devolvió lo que esperaban las 32 mil personas presentes en el estadio mundialista de Seúl. A los 42, recibió un pase de Edu Oriol, se sacó de encima a su marcador y definió suave ante la salida del arquero. Y tres minutos más tarde, capturó una pelota muerta, enganchó hacia adentro y resolvió con un zurdazo al segundo palo. Golazo con su sello, para no necesitar volver en la segunda etapa.

De esa manera, Messi dejó atrás la mala racha frente al arco rival, ya que no convertía un tanto desde el 16 de mayo, cuando lo hizo ante el Valladolid, el día que Barcelona se consagró campeón. Luego llegó el turno del Mundial, donde no pudo romper la sequía. Ayer, con la casaca blaugrana, le alcanzaron 16 minutos para dejar su marca, aunque sea por obligación.