“Este triunfo es como haber construido un edificio desde lo moral. Quizá no sume en lo material, pero en lo anímico es clave.” Un día después del triunfo sobre San Lorenzo, el técnico de Huracán, Miguel Brindisi, está convencido de que la importante victoria puede ser un punto de inflexión en la campaña del plantel que tomó cinco fechas atrás.

“Volvimos a entrenar enseguida porque el viernes tenemos que jugar con Olimpo, en Bahía Blanca, y como el miércoles está el censo, no podemos perder tiempo de trabajo”, aclaró el técnico.

“En la semana, la gente no se imaginaba que se le podían hacer tres goles a San Lorenzo. Por momentos deseaba tener otra vez 18 años para estar adentro de la cancha. Fue un día maravilloso –afirmó Brindisi, siempre identificado con el club de Parque de los Patricios–. No me lo voy a olvidar más, como cualquier hincha. Pasaron 38 años desde la última vez que Huracán le había ganado a San Lorenzo por esa diferencia. Lo mejor fue que antes del partido éramos punto; y lo más gratificante, la actitud que tuvieron los pibes. Todo eso vale más que un edificio en la Quinta Avenida de Nueva York.”

Brindisi se jugó incluyendo como titulares a varios chicos de las inferiores y tuvo conceptos elogiosos para varios de ellos. “La verdad es que quería ver a los chicos antes de traer gente para no taparlos, y de pronto nos aparecieron (Rodrigo) Battaglia y (Darío) Soplán”, ejemplificó. “Ba-ttaglia ya jugó un buen partido con Racing y ayer la rompió con San Lorenzo. Es de esos jugadores que recibe la pelota redonda y la devuelve lustrada. Con Brítez Ojeda lesionado, su aporte es fundamental”, puntualizó.

Soplán, en tanto, es el relevo del capitán Gastón Machín, ausente por suspensión, pero Brindisi tiene una visión particular sobre el asunto. “Quizá cuando vuelvan los dos se necesitarán en otros lugares, pero me congratulo de haber recurrido a los pibes”, resaltó.

“Sin embargo, no hay que olvidarse de los grandes, que son los que sostienen esta estructura con tantos chicos. Rolando Zárate es un ejemplo de eso y Machín también. Ayer estuvo desde las 10 en el vestuario y todos los que no jugaban fueron a alentar al equipo y a festejar después”, resaltó. “Zárate hacía tres sesiones de kinesioterapia diarias para jugar 40 minutos por su desgarro. Ese es un ejemplo en el que se miran los más jóvenes”, destacó. “Quiero convertir las promesas en realidades y no errarle, no traer a alguien de afuera para taparlos.”

“Los clásicos son hermosos y si los podés ganar, mucho más; ese triunfo nos reconfortó el alma, pero la realidad nos obliga a concentrarnos en Olimpo, que ayer (por el domingo) hizo un gran papel frente a Tigre. Tenemos que seguir sumando puntos.”