El plantel de Quilmes resolvió retomar hoy los entrenamientos, tras una reunión con la dirigencia del club y representantes de Futbolistas Argentinos Agremiados, luego de que se decidiera proteger las prácticas con una custodia de cinco policías. Los futbolistas no practicaron ayer como forma de protesta por los ataques que sufrieron el micro, que los transportaba de regreso desde La Plata después de perder con Gimnasia, y sus automóviles particulares, estacionados en el estadio Centenario. El presidente del club, José Luis Meiszner, deslizó la posibilidad de abandonar su cargo.

La práctica fue reemplazada por una reunión entre los jugadores, el secretario general de Agremiados, Sergio Marchi, y un grupo de dirigentes del club encabezados por el vicepresidente segundo, Carlos Coloma. Marchi sostuvo que el club “tiene la responsabilidad de bregar por la seguridad de los futbolistas”. Según el gremialista, “los dirigentes repudiaron lo sucedido y respaldaron la actividad de los jugadores. Pero estaremos atentos a que situaciones como éstas no se repitan”.

Algunos jugadores como Bernardo Romeo, Ariel Broggi y el uruguayo Gustavo Varella habían anunciado inclusive sus deseos de rescindir los contratos “por temor”. “Lo que pasa es que nosotros somos víctimas de la situación y no podemos resolver el tema definitivamente. Lo que hay que hacer es evitar que se profundicen estas situaciones. Y nosotros no somos especialistas en el tema seguridad”, aclaró Marchi.

El presidente del club, José Luis Meiszner, había calificado de “impresentable” la campaña del equipo, que no ganó todavía un partido en el Apertura. “Es una campaña impresentable y hasta es entendible una manifestación de repudio para los jugadores o la dirigencia, pero nunca en esos términos. Esas actitudes agravan el presente del equipo”, había dicho el domingo. El capitán del equipo, Emanuel Trípodi, expresó que “es necesario que se respete al jugador aunque no se esté haciendo una buena campaña”. “Si queremos salir adelante, con violencia no es la manera”, sentenció.

Meiszner, secretario de la AFA, siguió la línea oficial de la entidad madre de despegarse de los avatares de la violencia en el fútbol, atribuyendo la responsabilidad a la situación social. Ayer señaló de manera tácita a la Policía Bonaerense de no brindar protección al micro “que fue atacado a ocho cuadras de la bajada a la autopista. No hay que ser un oficial de Scotland Yard para darse cuenta de que hay que protegerlo y custodiarlo”, dijo el dirigente. “Cuanto menos hay una falta de previsión que preocupa.”

Meiszner puso en duda su continuidad en el club. “Le rompieron el auto a mi mujer y le hicieron pintadas amenazantes a mi hijo. Siento mucha impotencia. Estoy legitimado por los hinchas, gané por el 70 por ciento de los votos, pero no puedo asegurar ni que mis empleados puedan transitar libremente por mi club, así que debo analizar si tiene algún sustento que continúe en Quilmes.”