Desde Melbourne

“Tengo 24 años... y medio”, explica Rafael Nadal con ese amor por la estadística que es una de sus marcas. Y entonces se asombra, porque está descubriendo, bastante a su pesar, que cada vez más se lo ve como un veterano. “No creo que sea un veterano, la verdad. ¡No me hundan tan rápido!”, casi rogó ayer el número uno del tenis mundial tras su aburrida y sencilla victoria sobre el estadounidense Ryan Sweeting por 6-2, 6-1 y 6-1 para instalarse en la tercera ronda del Abierto de Australia.

Pero hay razones para ponerle ese rótulo: a sus 24 años está iniciando su décima temporada como profesional, lleva jugados 579 partidos con 477 victorias, acumula casi 40 millones de dólares sólo en ganancias oficiales y 43 títulos, nueve de ellos en Grand Slam. Es, además, un jugador que tomó las riendas de la “política” del tenis trabajando codo a codo con Roger Federer y Novak Djokovic en el consejo de jugadores de la ATP. Las camisetas sin mangas ya son pasado, los gritos desaforados al ganar puntos, cada vez menos frecuentes. Difícil no ver al español como uno de los hombres más experimentados del circuito, como un veterano del oficio.

Toni Nadal, su tío-entrenador, tiene menos dramas que el número uno a la hora de admitir que el tiempo pasa. “Bueno, en esto del tenis sí que ya es un veterano. En lo otro, en la vida, no”, dice en la sala de jugadores iluminada por el sol veraniego de Australia. Aunque Rafa es también ya un veterano en la vida, termina admitiendo. “Es cierto que tanto viaje y tantas experiencias, quieras que no, te añaden algo que no tiene el chico que se quedó en mi pueblo”, explica en referencia a Manacor, una ciudad sin pretensiones en la isla de Mallorca y en la que Nadal nació y reside.

Veterano del tenis, Nadal recibió ayer preguntas en ese sentido, potenciadas porque mañana a la noche toda Australia estará pendiente de un partido: el número uno del mundo frente a Bernard Tomic, de 18 años y gran esperanza de futuro del tenis local. “Cuando eras un

‘teenager’ jugando contra los mejores del mundo y estabas en ascenso, ¿cómo enfocabas esos partidos, cuál era tu actitud?”, preguntó este cronista. Nadal arqueó las cejas, entrecerró los ojos y buscó en sus recuerdos de juventud tenística. “Es mucho más fácil cuando eres un

‘teenager’, creo. Cuando tienes 17 o 18 todo es más fácil. Juegas sin presión. Puedes ganar, perder, todo está bien. Es una mentalidad diferente, puedes jugar más agresivamente. Para todos creo que es la misma historia, ¿no?” “El tema es que nosotros todavía somos jóvenes. Del Potro es joven, Murray, Djokovic, Soderling, Berdych, y espero que yo mismo. Todavía somos jóvenes, espero que podamos estar ahí un largo tiempo aún, aunque el tenis es muy duro y se hace difícil tener una carrera larga.”

Y entonces Nadal se rinde: está hablando como un veterano. Y ríe ante la repregunta del periodista. “Si tienes ganas de ponerlo, ¡poné que soy un veterano!”