Desde Ginebra

Lionel Messi tiene razones para mirar con optimismo la Copa América, ese torneo que repite una y otra vez que Argentina “debe” ganar: no sólo porque volvió a sacarle ventaja a Cristiano Ronaldo, sino porque ahora, por fin, sabe quién es cuando se pone la albiceleste.

“Ahora me tiro atrás como en el Barcelona, teniendo mucho contacto con la pelota, me siento cómodo”, explicó tras el 21 sobre Portugal en Ginebra. A unos metros, Sergio Batista, el sucesor de Diego Maradona al frente de la Selección, profundizaba la idea: quiere que Messi sea un “9” retrasado, pero también lo quiere bajando al mediocampo. “La idea es ésa: él tiene la libertad para jugar de nueve retrasado”, explicó Batista tras un partido en el que vio a Messi “un escalón por encima” que Cristiano.

La posición de “9 retrasado” no le es ajena en absoluto a Messi en el Barcelona, donde tuvo y tiene varias caras. Enfundado en la azulgrana se para diez o quince metros más adelante que con la albiceleste, algo entendible a partir de un equipo con una velocidad y precisión en el manejo de la pelota difíciles de emular. Velocidad y precisión que no tiene Argentina.

En el Barcelona, Messi jugaba tirado a la derecha hasta hace un año, cuando Josep Guardiola decidió ponerlo en el centro del ataque, en el que se fue haciendo cada vez más “9”. Desde entonces el argentino duplicó, casi triplicó, su cosecha de goles, pero además se convirtió en un gran habilitador de cara al gol. Lo de Argentina es diferente, porque Batista le pide que sea tanto salida como finalización. En el Bar a no suele ser el inicio de la jugada.

Dueño de una camiseta “10” que podría confundir, y en su momento lo hizo, Messi sabe ahora al menos qué quieren de él. Todo un progreso, porque eso no estuvo tan claro en la etapa de Maradona, una selección en la que, con muchos menos apoyos, tenía que recuperar la pelota, armar la jugada e incluso cerrarla. Por momentos era “5”,”10” y “9” en un mismo partido.

Es cierto que ante el Portugal de Cristiano el astro del Barcelona también bajó bastante al mediocampo, pero ésa fue una decisión expresa de Batista. “El se puso en la mitad de la cancha porque nosotros somos un equipo que trata de hacer salida clara, y Leonel (sic) es un jugador que te da salida clara”, explicó el seleccionador, que quiere a un Messi con movilidad, para nada “estacionado atrás”, porque busca verlo asociado a “dos punteros rápidos” como Ezequiel Lavezzi o Angel Di María. Eso se vio en el primer gol, una gran asistencia a Di María tras superar a tres portugueses, y también en la habilitación a Javier Pastore, que por poco no anotó.

“Quiero que esté en permanente contacto con la pelota”, resumió Batista, quien dice confiar en la sociedad de Messi con Pastore, aunque esa confianza choque con los escasos minutos de juego que dio al hombre del Palermo. “Pastore es un jugador muy técnico que tranquilamente puede asociarse a Leonel (sic). Creo que pueden hacer una muy buena sociedad. Eso es lo que buscamos nosotros.”

Argentina “no está diez puntos, pero está muy bien”, analizó Messi de cara al futuro. El astro del Barcelona no deja de pensar en la Copa América de julio en Argentina, escenario en 1993 del último título de la Selección. “Hay que ser realistas, nos queda mucho para seguir intentando lo que quiere el Checho (Batista), y lo vamos a conseguir cuando estemos todos juntos en el predio y sepamos cuáles son los convocados para la Copa.”