DEPORTES › EDUARDO BERIZZO, ENTRENADOR DEL EQUIPO DE LA PLATA
Para hacer su debut como técnico de Primera, lo convocaron a apagar el incendio que dejó Sabella, y casi se inmola en ese fuego. Ahora, con algunos triunfos encima, se anima a hablar de la chance de generar un estilo propio.
Alejandro Sabella pegó un portazo y Estudiantes, campeón del fútbol argentino, se quedó sin entrenador. Apenas diez días faltaban para el comienzo del Clausura, con el equipo platense obligado a afrontar la doble competencia que significaba la Copa Libertadores, sin su conductor. Quien tomó las riendas del plantel fue Eduardo Berizzo, que luego de un inicio dubitativo, intenta marcar su impronta. El técnico analizó junto a Página/12 qué significa estar al frente de Estudiantes, un equipo exitoso al que debió modificar de un día para el otro.
–¿Cómo se afronta el desafío de dirigir a un plantel que hace unos meses parecía invencible de la mano de otro entrenador?
–Es un compromiso muy complicado, que en un principio genera dudas entre tomarlo o no. Pero después la realidad te evidencia que es uno de los mejores desafíos que se puede adquirir para demostrar tu capacidad como entrenador. Está claro que lo que ocurrió con Estudiantes es algo muy particular. Generalmente, los técnicos se van cuando los resultados no acompañan y el equipo, por una necesidad de cambiar el aire, debe reestructurarse con otro. Este plantel no pasó por esa circunstancia, pero sí vivió un cimbronazo muy grande que lo transformó. No es sencillo comenzar un nuevo proyecto de esta manera: sabiendo que con Sabella se ganó todo, y Estudiantes conformó una solidez envidiable que lo catapultó como uno de los mejores del fútbol argentino.
–¿Cómo se maneja un cambio tan drástico, siendo además su debut como entrenador?
–Por eso es uno de los mejores desafíos que podía tocarme. Estudiantes marca tendencia desde hace varias temporadas. Tiene individualidades de tal calidad que le permite pelear cada torneo que afronta. Además, por supuesto, a esas figuras que se destacan las ensambló dentro de un esquema eficaz para conseguir resultados. Es un plantel superlativo que, hasta un determinado punto, caminaba tranquilo, porque sabía perfectamente cómo y cuándo jugar. Esa inteligencia lo destacó por sobre el resto. Hoy ese camino, por el cambio de entrenador, se hizo algo sinuoso. Siempre, más siendo el debut desde el banco de suplentes, uno intenta imponer una impronta que lo caracterice. Y eso creo que se puede dar en cualquier equipo que venga mal y necesite una transformación de cuajo. Pero con Estudiantes eso es imposible, y cualquier cambio debe ser paulatino.
–¿Algunos resultados negativos lo hicieron dudar sobre esa impronta que busca imponer?
–Los malos resultados pueden aparecer en cualquier momento. Se dieron en el comienzo, pero creo que es algo lógico cuando ocurre el cimbronazo que vivió este equipo. Obvio que no voy a pretender que las cosas salgan mal, porque en el fútbol actual, un par de pálidas te sacan el puesto. La doble competencia, el cansancio, las lesiones y la necesidad de no perder el rumbo a veces generan un cóctel que termina siendo perjudicial. La idea es mantener el equilibrio, pero sin caer en el facilismo de quedarse con el equipo que supo ganar todo. Hoy, otra es la historia. Estudiantes es un conjunto que sostiene a sus figuras y mantiene su prestigio. A ese plantel hay que darle las características que el entrenador crea conveniente y se identifique con un estilo. No es algo agradable tomar las riendas de un equipo que se maneje solo y dejarlo como está. Si así se hiciese, en el corto o en el largo plazo, los problemas se sentirían. El cambio lleva su tiempo.
–Esa obstinación por un estilo propio tiene sus raíces...
–El tiempo como futbolista brinda la posibilidad de ir conociendo un abanico de posturas e ideas para llevar a cabo dentro de la cancha. Por ejemplo, haber compartido con (Marcelo) Bielsa la selección de Chile es una circunstancia que marca el terreno de lo que uno pretende recorrer como entrenador. Aun así, soy consciente de que cierta obstinación puede ser contraproducente si no se adecua a lo que pide el equipo que se dirige. Ese es el equilibrio al cual me refiero. Los resultados, de esa manera, se van encontrando y por momentos repuntamos en el rendimiento tanto en la Copa Libertadores como en el campeonato. Estudiantes sigue siendo un protagonista natural más allá del cambio de entrenador.
Entrevistó: Matías Quercia.
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