A las mujeres les está vedado formar parte del Augusta National Golf Club, sede del Masters de Augusta, el primer “major” de la temporada 2011 de golf que empezó ayer con la participación del argentino Angel Cabrera, ganador en 2009. El cordobés marcó 71 golpes en la primera vuelta, seis más que el norirlandés Rory McIlroy, de apenas 21 años, que anotó 65 (siete bajo el par), pero la misma cantidad que Tiger Woods, la mega estrella del deporte.

En la edición número 75 del torneo, que reparte 7,5 millones de dólares en premios, se respira el ambiente tradicional de golf, riqueza y exclusividad en el ultraconservador estado sureño de Georgia. Sobre los miembros del club, y sobre su número, sigue flotando un halo de misterio. Al parecer, los privilegiados pagan hasta 25.000 dólares por derechos de inscripción y 5000 al año por ser miembros. No mucho más se sabe: Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del mundo, figura en el círculo de los elegidos, al que sólo se puede ingresar por invitación. Si se es hombre...

La presidenta de la Organización Pro Derechos de la Mujer en Estados Unidos, Martha Burk, lucha desde hace años contra la política discriminatoria y antifemenina del club. Tuvo cierto éxito. La presión pública fue tan grande que los ingresos por televisión se redujeron de modo rápido. Sin embargo, las mujeres siguen sin ser admitidas, pero por lo menos pueden jugar al golf en compañía de un miembro.

La esposa de Angel Cabrera, Silvia, ayer acompañó al golfista en el torneo de Par 3 que se celebra el día previo al arranque del Masters. Cabrera jugaba; su mujer era su caddie... La esposa de Cabrera estuvo presente en todos los Masters que jugó su marido, salvo en el que ganó: 2009. Tampoco estuvo en Oakmont, cuando Cabrera se impuso en el US Open de 2007.