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› CUANDO EL HEROICO GLOBO PARECIA ZAFAR, SE PINCHO
Victoria con Rueda de auxilio
En el descuento, con un gol de Lobo en contra tras remate de Rueda, ganó con justicia el confuso Racing. Huracán aguantaba bien con diez tras la expulsión de Graib. A La Academia la faltó claridad y fútbol.
El Clausura comenzó con un partido desprolijo, deshilachado, con poco fútbol y el único ingrediente del suspenso hasta el final: ¿podría Racing superar a la heroica defensa del “pobre” Huracán (con diez tras la expulsión de Graieb) y superar sus propias torpezas y alcanzar el triunfo que merecía? Difícil. Había muchos que se iban del cilindro de Avellaneda.
Pero finalmente sí: pudo. Cuando se jugaban dos y medio de los tres de descuento que dio el regular Pezzotta, Huracán la perdió en ataque por derecha –la única vez en muchos minutos que se adelantaba un poco– y quedaron tres contra tres en la contra de Racing. Recibió Rueda en el medio, al borde del área con un compañero libre por derecha, pero “se la comió”: remató él. Tapó Ríos una vez más y la pelota fue hacia el arco y lobos, que corría cerrando la mandó adentro... Gol, tristeza del Globo y festejo de La Academia que salvó la noche. Eso fue todo.
El primer tiempo había sido horrible, con muy pocas llegadas y menos fútbol. Empezó mejor Huracán que aprovechó en los primeros minutos las espaldas de Vitali y llegó un par de veces con Gigena. Pero no hubo precisión ni potencia. Tampoco Racing, pese a que armaba bien por Mariano González tirado a la derecha y Sixto tejiendo en el medio, llegaba con peligro. Ni Estévez ni Milito estuvieron en su noche y eso se notó.
El primer tramo del segundo tiempo, hasta los veinte, vio al mejor Racing ante un Huracán que pareció resignado a aguantar. En ese lapso hubo cuatro llegadas claras que merecieron la ventaja. Una media vuelta del ingresado Romero habilitado por Peralta que sacó Ríos a su izquierda; un cabezazo de Milito en le primer palo tras centro de Arano, apenas afuera; un desborde de Estévez por izquierda y doble salvada de Ríos, la segunda ante Milito, notable; un cabezazo de Rueda –entró por Mariano González y jugó bien– tras otro centro de Arano que conjuró otra vez Ríos.
Después, la confusión. Huracán quedó con diez y Racing no supo cómo entrarle. Hasta el minuto final y la definición.