La victoria 2-0 marcó en Boca la despedida en los superclásicos, con gol incluido, de Martín Palermo. Pero así como fue la culminación de una etapa para el máximo artillero boquense, también fue el inicio de un ciclo para varios de sus compañeros. Un caso es el de su amigo Cristian Chávez, que disputó su primer Boca-River como titular, y lo sintetizó como el “partido más importante en la carrera de un futbolista”.

–¿Qué diferencia al superclásico de los demás encuentros?

–En la previa, todos los ex jugadores que pasaron por esta experiencia siempre dicen lo mismo: “Es un partido distinto al resto”. Y no se equivocan, porque el clásico es diferente a todo. Se vive la semana anterior con mucha expectativa, con demasiada presión. Y una vez en la cancha, el marco en las tribunas y la sensación de ser parte de un nuevo capítulo en esta historia no se puede olvidar. Para el futbolista que le toca disfrutarlo, es el partido más importante en su carrera.

–La despedida de Palermo en estos duelos, ¿qué significó para el plantel?

–Se retiró de los Boca-River como lo merecía. Era imposible de creer si Palermo no convertía en su último clásico. Y lo vivió como todos los que jugó. Fue con el corazón a cada pelota y Boca le regaló un triunfo como las tantas victorias que nos regaló él a los hinchas. Se despidió a lo grande y va a quedar en la memoria del superclásico.

–¿Cómo se hace para disfrutar el partido pese al deslucido juego?

–No se disfruta hasta que el árbitro marca el final. Sin dudas que fue el partido más trascendental de los que me tocó disputar; pero eso recién se siente cuando finaliza el partido. Antes es imposible. No me pongo a meditar en la cancha qué cosas les voy a contar a mis nietos. Las revoluciones con las que se viven los 90 minutos no te permiten distraerte en lo más mínimo, porque una desconcentración se paga demasiado caro.

–El error de Juan Pablo Carrizo, por ejemplo...

–Exacto, son circunstancias en las que no hay que dormirse. Si la previa del superclásico se vive con mucha presión, la semana después debe significar un peso inmenso para el equipo que se llevó la derrota. En este caso, en un encuentro en el que ninguno de los dos mostró ser superior al otro, las equivocaciones marcaron la diferencia y Boca supo capitalizarlas de la mejor manera. Después, el partido evidenció la realidad de ambos planteles: a River le está costando convertir y a nosotros generar juego. Algo que debemos corregir si pretendemos pelear el campeonato.

–¿Pueden pelear por el título?

–En un torneo muy parejo, mientras ningún equipo saque una diferencia considerable, todos vamos a luchar hasta el final. Es muy poca la distancia entre los clubes que tienen chances de salir campeón. Creo que la fórmula para arribar con posibilidades a la última fecha es ser conscientes de que podemos mejorar, creernos que tenemos equipo como para ser protagonista. Además hay que devolver a Boca al plano internacional. Esta institución no se puede dar el lujo de no jugar las Copas.

Entrevista: Matías Quercia.