DEPORTES › NO SE ESTRENA EN CINES, SINO EN LA SEDE DE LA AFA
El eterno presidente de la Asociación de Fútbol Argentino decidió que se postulará para la novena reelección en el cargo. Atacado desde varios ángulos, el dirigente quiere dar combate para seguir otros cuatro años más.
› Por Gustavo Veiga
¿Dónde podría sacar Julio Grondona un seguro de vida perpetuo para continuar en la presidencia de la AFA hasta cuando le plazca? En Zurich, Suiza, el país con más experiencia en el rubro. El no lo contrató en una compañía del ramo, pero consiguió que la FIFA le extendiera una póliza contra todo riesgo. Si lo tocan, vendrán por quien se atreva a hacerlo. Amenazado en estos días por la entente que reúne al empresario mediático Daniel Vila, el diputado tucumano del Frente para la Victoria Gerónimo Vargas Aignasse –que insiste casi en soledad con un proyecto de Ley del Fútbol–, el desgaste lógico del poder que ejerce hace 32 años y la violencia en las canchas para la que nunca tuvo respuestas, el viejo dirigente ya tomó una decisión: continuará en su cargo a partir de octubre. “Lo dice en privado”, cuenta el presidente de un club de Primera, persuadido de que seguirá cuatro años más. Cumplirá ochenta el 18 de septiembre y se proyectará hasta los 84, si el cuero le da.
Daniel Passarella, el único hombre de fútbol que se atrevió a pedirle la renuncia en la cara por la banalidad de un par de presuntos penales no sancionados, decidió dejarlo plantado en el cantón alemán donde tiene su sede la FIFA. No participará del congreso donde se descuenta que Joseph Blatter será reelegido por un nuevo período. Nunca se sabrá si se hubieran cruzado en ese marco, donde Grondona se hace fuerte como local, desde la vicepresidencia y el control de la Comisión de Finanzas. Omar Solassi, el vicepresidente de River, dijo el miércoles que Passarella rechazó hace un par de semanas los pasajes que le había emitido la FIFA para viajar y tenía reservas hechas para trasladarse por su cuenta junto a su esposa. Iba a participar del congreso, aunque no quería hacerlo junto con la delegación de la AFA y menos después de que le pidiera la renuncia a su presidente. Maliciosos, hubo dirigentes que ensuciaron al Kaiser por lo bajo: sugirieron que iría gracias a FIFA Travel y de yapa se haría un tiempo para ir a ver la final de la Champions League entre el Barcelona y Manchester United.
Grondona y Passarella se conocen desde hace tantos años como los que lleva el primero gobernando la AFA. El presidente de River integró bajo su mandato las selecciones de España ’82 y México ’86, dirigió a la Selección Nacional en el Mundial de Francia ’98 y ahora lo trata en condiciones simétricas. Ya no es su empleado y le pide que rinda cuentas. Tan temperamental como el viejo patrono de Sarandí, sabe que tocó fibras sensibles cuando le pidió que se fuera. José Luis Meiszner, el presidente del Comité Organizador de la Copa América y secretario ejecutivo de la AFA con pretensiones de suceder algún día a Grondona, dijo: “Nunca vi a un dirigente hacer el papelón que hizo Passarella”.
El conflicto con el presidente de River se da cuando la batalla a campo abierto contra Vila, uno de los dueños de América TV, está muy lejos de un cese de hostilidades. El empresario y mandamás de Independiente Rivadavia de Mendoza reivindicó al hombre que se atrevió a tanto (pedir la cabeza de Don Julio), lo que no quiere decir que necesariamente el voto de ambos coincida cuando se renueven las autoridades de la AFA.
Parece casi imposible que a Grondona lo fuercen a irse las bravatas de un presidente –aunque se trate de Passarella–, menos el resultado de una elección –dos solicitadas recientes de clubes directamente afiliados y Ligas del Interior lo respaldan– y mucho menos todavía una proyectada ley del fútbol que murió antes de nacer. Agitada por Vila, Oscar Ruggeri y un grupo de trece diputados que le habían puesto la firma para tratarla en el congreso, súbitamente quedó huérfana de padre y madre.
El lobby de hombres cercanos a Grondona y alguna que otra llamada de los gobernadores a sus diputados nacionales sepultaron la iniciativa. En la AFA aseguran que el sanjuanino José Luis Gioja le enmendó la plana a uno de sus legisladores (hay dos en la Comisión de Deportes del Congreso) porque había acompañado con su firma la ley. Una norma de la que Eduardo Macaluse, diputado del Bloque Sí por la Unidad Popular e integrante de la comisión, dijo que “tiene muchos puntos flojos y que habría que discutir artículo por artículo”.
“No me parece mal que revisemos todo el tema del fútbol, pero la ley no era muy buena. El Estado debe darse un grado de intervención, transparentar, por ejemplo, el Programa Fútbol para Todos, pero no sé si ésta es la mejor manera de hacerlo. Otra cosa: está bien que se proteja a los futbolistas retirados, pero deberíamos discutir más a fondo la ley”, agregó el diputado. La comisión que debía tratar el proyecto presentado en el Parlamento por el tucumano Vargas Aignasse es presidida por Ivana María Bianchi, la viuda del recordado goleador Juan Gilberto Funes. En la AFA sugieren que los hermanos Rodríguez Saá propiciaron el escenario para incomodar a Grondona.
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