Buena victoria de Racing, que le sirve para redondear una semana particularmente benigna en resultados, ya que completó triunfos en las dos primeras fechas del Clausura –es puntero– y además empató jugando bien en Lima por la Copa Libertadores ante Universitario. Anoche el equipo de Ardiles tuvo dos caras que correspondieron a los dos períodos: fue superado por Arsenal durante el primero y dominó ampliamente en el segundo, sobre todo tras la entrada de Peralta y de Milito, que le cambiaron la cara en la ofensiva. Sobre todo Diego, que no sólo hizo el gol sino que enloqueció a toda la defensa de Arsenal durante la última media hora. Los de Burruchaga fueron de mayor a menor: no concretaron en el primero y en el segundo, cuando Racing convirtió, ya les faltaron fuerza –el Pulpo terminó agotado– e ideas como para revertir el resultado.
Al cumplirse diez minutos de juego, todo había sido de Arsenal. Desde el instante inicial, se vio que Silvio González iba a ser un problema insoluble para Arano y quien se le cruzara por ese sector izquierdo de la defensa de Racing. Pasó siempre... También quedó claro que no sería la noche de Piersimone: en ese lapso desaprovechó dos posibilidades clarísimas en el área chica. Además, hubo un tiro libre de Cristian Alvarez en el travesaño y un cabezazo de Manrique por arriba.
A todo esto, Racing no hacía casi nada. Los del fondo estaban confundidos –no así Campagnuolo, “culpable” del cero en su valla por entonces con dos buenas tapadas–, en el medio perdían y arriba sólo la movilidad y la astucia de Rueda parecía que podía desequilibrar. El segundo fue diferente de salida. Racing acorraló a Arsenal y lo apuró. Los de Sarandí contestaban vía Silvio González una vez más, pero volvieron a fallar. Hasta que a los 10 Ardiles puso a Milito y Peralta por Estévez y Arano, y de inmediato el partido cambió: la Academia ganaba por los costados y controlaba la pelota. A los 22 se fue Rueda por izquierda, centreó atrás y en gran anticipo ofensivo Milito la paró y giró para cruzarla abajo. Golazo y empezaba otro partido.
Ese tramo final –excepto un toque hacia atrás de Amarilla que casi fue gol en contra y un zurdazo del Pulpo– fue todo de Racing. Pudieron ser tres goles. Y lo que podría haber sido empate también dio para goleada.