Vie 03.06.2011

DEPORTES  › PESE A LA VICTORIA POR 2-1 ANTE PEÑAROL EN LINIERS, VELEZ SE QUEDO SIN SU SEGUNDA FINAL

Afuera de la Copa con la frente en alto

El equipo de Gareca no traicionó su juego, pero se encontró con un rival duro, que lo sorprendió en el arranque y después se puso en ventaja con un gol de Mier, habilitado por el ex Chicago Martinuccio. Tobio logró empatar, Silva aseguró el triunfo y después erró un penal clave.

› Por Daniel Guiñazú

Peñarol avisó muy rápido que no venía sólo a defender la diferencia conseguida en el Centenario de Montevideo. A los 2 minutos, Martinuccio pasaba por entre los dos marcadores centrales de Vélez, quedó mano a mano con el arquero Barovero, quien desvió con su mano derecha la vigorosa entrada del ex delantero de Chicago. Fue el anticipo de lo que le pasó a Vélez en los primeros 20 minutos de juego, en los cuales le costó encontrar la profundidad para quebrar la dos líneas de cuatro ordenadas que Peñarol colocó por detrás de la pelota. En ese comienzo preocupante, a Vélez se lo vio nervioso, acelerado, impreciso con la pelota y sin penetración por los costados, donde Augusto Fernández y Papa no lograban hacer diferencia. Además, Silva era bien anticipado por Valdez y Guillermo Rodríguez, los dos marcadores centrales de Peñarol, y por lo tanto a Vélez le costaba arrimarse al arco de Sosa.

Recién a los 22 minutos Vélez tuvo su primera llegada, un centro de Augusto Fernández desde la derecha, que Silva bajó de cabeza, Martínez remató de primera y Guillermo Rodríguez desvió al corner. Cuatro minutos más tarde, otra vez el zaguero uruguayo se interpuso entre un remate de Silva y su propia valla. Pero ese repunte de Vélez, comandado desde la mitad de la cancha por Zapata y su zurda y con los piques de Martínez por la izquierda, como arma más importante de peligro, sufrió un repentino parate a los 33. En ese instante, Martinuccio se vino desde la derecha hacia el medio y abrió la pelota para Mier, quien definió de zurda entre Barovero y el primer palo, adelantando en la carrera a Peñarol, ante el delirio de los 6500 hinchas uruguayos que colmaron el sector visitante. Pudo haber sido aún peor para Vélez, porque dos minutos más tarde, Olivera cabeceó un corner desde la derecha y obligó a Barovero a ceder otro tiro de esquina.

En medio del nerviosismo del estadio, Vélez se lanzó a tratar de lograr el empate antes del término de la primera parte. Lo tuvo con un cabezazo de Silva que se fue apenas afuera, el árbitro chileno Enrique Ossés le anuló un gol a Martínez por una posición fuera de juego que no existió, y cuando el estadio ya era una hoguera y Peñarol espera cada vez más atrás, el arquero Sosa dio un rebote ante un tiro libre de Moralez y de arremetida Tobio, que había reemplazado a Cubero, puso las cosas 1-1.

El asedio que se esperaba de Vélez en el segundo tiempo no llegó. Siempre ordenado y bien parado del medio hacia atrás Peñarol lo fue controlando a Vélez, que sólo llegaba con centros al área uruguaya. Pero las grandes emociones llegaron a los diez minutos. Olivera se perdió el segundo uruguayo en un contraataque, y en la jugada posterior, el Burrito Martínez le bajó la pelota a Silva y el delantero oriental, de zurda, puso el 2-1 que colocaba a Vélez a un gol de la clasificación. Sin embargo, la alegría duró poco. Un minuto más tarde, se fue expulsado Fernando Ortiz, Vélez se quedó con uno menos y otra vez la ansiedad y el nerviosismo se apoderó del estadio, hasta que a los a 75, Guillermo Rodríguez tocó la pelota con la mano en el área ante un arranque de Martínez y el árbitro cobró el penal que dejó a Vélez a sólo doce pasos de la final. Pero insólitamente, el héroe se transformó en villano. Silva resbaló al ejecutar el penal y su remate se fue por encima del travesaño. Quedaban 15 minutos por jugar, pero Vélez acusó el impacto y ya no tuvo la presión para desbordar a Peñarol. Ni siquiera los ingresos de Ricky Alvarez por Moralez y de Ramírez por Zapata alcanzaron para modificar el panorama. Por eso sin sufrir demasiado, sin demasiado brillo pero con orden, aplicación e inteligencia, Peñarol dio un gran golpe y otra vez como visitante logró el resultado que necesitaba para meterse en la final de la Copa Libertadores luego de 24 años, reiterando la final de 1962, que se definió en un tercer partido en el estadio Monumental y que el Santos de Pelé ganó por 3-0.

La eliminación causó pena en Liniers. Pero otra esperanza quedó en pie. Ahora Vélez apuntará todos sus cañones a ganar el torneo Clausura y la primera meta será el próximo lunes ante Godoy Cruz en el Amalfitani.

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