Sáb 04.06.2011

DEPORTES  › RAFAEL NADAL Y ROGER FEDERER DEFINIRáN EL TíTULO EN PARíS

Roland Garros tendrá su clásico

En el día de su cumpleaños, el número uno del mundo superó al escocés Andy Murray y luego celebró la victoria del suizo ante Novak Djokovic, que lo mantiene en lo más alto del ranking. Al serbio se le cortó su racha en 43 partidos, a tres del invicto de Guillermo Vilas.

Casi dos años y medio después de su última edición, un torneo de Grand Slam, el mayor escenario del tenis, recupera a su gran clásico, el duelo eterno entre el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal. Un ace en línea recta a la última esquina puso ayer fin, a las 21.35 de París, a siete horas y media de tenis en el Abierto de Francia en las que sucedieron muchas cosas.

La primera: Nadal derrotó al británico Andy Murray por 6-4, 7-5, 6-4 y mañana luchará por igualar al sueco Björn Borg, dueño con seis éxitos del record de títulos en Roland Garros. Y el tenis británico sigue mirando al US Open de Fred Perry en 1936 como último campeón suyo en un grande.

La segunda: Federer, número tres del mundo, se impuso por 7-6 (7-5), 6-3, 3-6 7-6 (7-5) al serbio Novak Djokovic, segundo del ranking, un triunfo de amplias repercusiones. Por un lado impidió que el serbio se acercara más a quebrar la serie de éxitos consecutivos del argentino Guillermo Vilas, dueño de 46 victorias al hilo en los años ’70. Djokovic se frenó en 43. Por el otro, le devolvió a Nadal la capacidad de mantener el número uno del mundo.

“¿No es su cumpleaños?”, preguntó Federer en referencia a Nadal. “Quizás haya sido un buen regalo de cumpleaños para él que yo le haya ganado a Novak, que le ganó las últimas cuatro finales”, resaltó. Una victoria en la final de mañana le permitirá a Nadal mantener el número uno que Djokovic le hubiese quitado de ganar ayer. La de mañana será la cuarta final que protagonicen ambos en Roland Garros. Más aún: la de Roland Garros es la primera final de Grand Slam que ve enfrentarse al español y el suizo desde que Nadal ganara la de Australia en cinco dramáticos sets en enero de 2009.

“Siempre es un privilegio y un honor” enfrentar a Federer, había dicho Nadal ante la posibilidad de que el rival fuera el suizo y cuando el partido todavía estaba en juego. El español, de hecho, retrasó su rueda de prensa para poder ver el tie break del primer set. “Perder sienta mal...”, reconoció Djokovic, que no mordía el polvo desde el 27 de noviembre de 2010. Fue Federer, precisamente, quien lo derrotó aquella vez, en las semifinales del Masters de Londres.

Durante más de tres horas, Federer asombró con su consistencia desde el fondo, con la justeza de su servicio, con la decisión que mostró para plantarse ante su adversario y decirle, a raquetazos, que el dueño del partido era él. El primer set, en el que Federer no cedió un milímetro, fue clave. El suizo marcó los tiempos y los ritmos, y en el tie break, pese a que enfrente tenía al hombre que no perdía desde hacía seis meses, tomó siempre la iniciativa.

Así se llevó el primer parcial y también el segundo. Djokovic reaccionó en el tercero, pero Federer nunca se entregó. Tras tantas dudas en momentos clave en los últimos grandes torneos, el suizo ofreció su mejor versión. Con un revés profundo y variado como muy pocas veces se le vio en su carrera, el suizo siguió entusiasmando al Philipe Chatrier, en el que contó con apoyo masivo mientras el sol y la luz iban abandonando la arcilla naranja en una tarde con amenaza de lluvia.

Pudo adelantarse 5-4 en el cuarto set, pero tras un juego tenso y con ventajas para ambos, el suizo enganchó una derecha que le dio al serbio la oportunidad de poner el partido igualado en dos sets y dejar la definición pendiente para hoy. El suizo volvió a demostrar, sin embargo, que estaba en un día excepcional: se puso 0-40 con el saque de su adversario y, tras ceder dos puntos, igualó en cinco con una soberbia derecha paralela. Defendió su saque, se adelantó 6-5 y dejó toda la presión del lado del serbio. Llegó el tie break y Federer volvió a tomar otra vez la delantera. Dispuso de tres match points con 6-3, y finalmente clavó un ace para cerrar la lucha en tres horas y 39 minutos.

Federer festejó el triunfo como pocas veces, y en el estadio sonó un “Roger, Roger” unánime que hacía ya palpitar la gran final de mañana, el regreso del mayor clásico del tenis actual. Y, por una vez, el gran protagonista en París no se llamaba Nadal.

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