DEPORTES › TENIS > EL ESPAñOL Y UN IMPULSO INESPERADO EN SU CARRERA
El título de Roland Garros significó su décimo Grand Slam y el español ya no se siente tan disminuido respecto del suizo Roger Federer.
› Por Sebastián Fest
La madrugada de ayer avanzaba y un agotado Rafael Nadal seguía quitándole horas al sueño en un sótano a metros del Arco del Triunfo. Lo hacía sin poder evitar que rondara una comparación, 10 contra 16, la prueba en cifras de que, ahora sí, está metido de lleno en la lucha por ser el tenista más exitoso de la historia.
París se sacudía al compás de una tormenta eléctrica que le daba un aspecto espectral a la ciudad, aunque ni el número uno del tenis mundial ni sus amigos se mojaran bajo la lluvia: estaban bien protegidos en L’Arc, un exclusivo restaurante, bar y club en la zona más cara de la capital francesa.
El lujo estaba justificado porque, con su triunfo del domingo ante el suizo Roger Federer en la final de Roland Garros, Nadal había dado varios pasos de gigante, entre ellos el de igualar el record del sueco Bjorn Borg, hasta ahora el único con seis títulos en París.
Pero el gran dato es otro, y se resume en ese 10 contra 16: diez torneos de Grand Slam conquistados por Nadal, seis menos que el record de Federer, una marca que hasta hace poco sonaba insuperable.
Posando con su trofeo junto a Mickey Mouse en Eurodisney, Nadal buscó bajar la euforia: “Tengo más de lo que hubiera soñado”. Aunque eso no significa que ahora no sueñe con más. El legendario Rod Laver dice, cada vez que se lo preguntan, que él prefiere comparar “épocas del tenis”, porque es imposible determinar quién es el mejor de todos los tiempos. “Seguramente usted no recuerda a Bill Tilden”, le dijo alguna vez a un periodista que insistía en el tema.
Una manera elegante de recordar los 10 títulos de Grand Slam de Tilden –marca igualada por Nadal– y de mostrarse modesto, porque para muchos es precisamente Laver, dos veces ganador del Grand Slam, el mejor jugador de todos los tiempos.
Pero Federer y Nadal sí pueden ser comparados, porque comparten época y dan forma a una rivalidad que es la que más sustancia ofrece en las últimas décadas. Ninguno de los grandes nombres de los ’70, ’80 y ’90 –Borg, John McEnroe, Jimmy Connors, Ivan Lendl, Pete Sampras o André Agassi– se midieron entre ellos en ocho finales de Grand Slam como lo hicieron ya el suizo y el español.
Por eso tiene especial importancia lo que Nadal, que lleva al extremo la modestia en sus declaraciones, admitió en la noche del domingo por primera vez en forma pública: se siente ya como uno de los mejores jugadores de la historia. “No me planteo ser el mejor tenista de la historia. Pero no hay por qué engañarse: con diez Grand Slam estás en ese grupo de privilegiados.”
Nadal repite una y otra vez que considera a Federer como el mejor tenista de todos los tiempos, pero no puede eludir el hecho de que derrotó al suizo en seis de ocho finales de Grand Slam y en 17 de los 25 partidos que los enfrentaron hasta hoy. Eso, admite, significa algo. “Significa que yo también juego bien, que evidentemente las cosas me han ido bien contra él, lo que no quita nada de lo demás, desde mi punto de vista.”
Federer conquistó 16 títulos de Grand Slam y disputó 23 finales en su carrera, cifras que ningún otro jugador alcanzó en la historia. A Nadal no le gusta que se los contraponga a él y al suizo: “Siempre esa comparación...”. Por eso de las comparaciones se encargan otros, un bicampeón de Roland Garros como Jim Courier, por ejemplo. “Ahora tiene 10, ¿no? La pregunta es si su físico le permitirá seguir, pero Nadal tiene, definitivamente, una posibilidad de igualar y superar los 16 de Federer”, dijo el ex número uno del mundo. Según el ecuatoriano Andrés Gómez, campeón de Roland Garros 1990, “muchas cosas pueden decidirse en Wimbledon, donde Federer parte como favorito”. Podría quedar un 17-10, pero también un 16-11.
El problema para el suizo está en que no derrota a Nadal en una definición de Grand Slam desde Wimbledon 2007. A Federer le viene mejor el juego de Djokovic, admite su padre. “Creo que mi hijo jugó el viernes ante Djokovic su mejor tenis en mucho tiempo”, dijo a dpa Robert Federer. “Pero Djokovic es un jugador muy distinto. La bola viene plana, recta, es otra cosa. En cambio, Rafa con su top spin...”
Hace apenas un año y medio, Federer tenía 16 Grand Slam en sus alforjas y Nadal, seis. La diferencia se redujo notablemente, pero el suizo, al borde de los 30, dice no preocuparse por el hecho de que su rival de 25 se agigante en el espejo retrovisor.
“¿A quién le importa dónde estamos ahora? Lo que importa es adónde llegaste cuando ya no puedes hacer nada más, ahí es cuando debes estar orgulloso de lo logrado. Y yo estoy feliz por él. Diez Grand Slam es muchísimo. El lo sabe, yo lo sé, todos lo sabemos.”
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