DEPORTES › FUNCIONARIOS DE SEGURIDAD DEFIENDEN LOS OPERATIVOS
Desde el ministerio sostienen que la decisión de hacer jugar con público el partido entre River y Belgrano impidió que hubiera “diez a quince focos de violencia en toda la ciudad”. Ayer quedaban doce detenidos por los incidentes.
› Por Raúl Kollmann
En el Ministerio de Seguridad de la Nación se mostraron ayer preocupados por los daños que sufrieron varias propiedades en los alrededores del estadio de River, pero al mismo tiempo consideraron importante que no hubo graves consecuencias personales después del partido River-Belgrano: “No tenemos, por suerte, un herido de bala ni un acuchillado y ninguna pérdida trágica. La Policía Federal respondió con profesionalismo a la agresividad de los que furiosos querían romper y atacar a quien fuera. En otras circunstancias, una represalia policial podía terminar en una verdadera tragedia”, le dijo a este diario un funcionario de ese ministerio.
De acuerdo al diagnóstico de los responsables de Seguridad, en los hechos actuó un grupo de barrabravas, pero también vándalos que se dedicaron a romper y, donde pudieron, también a robar. “Lo de los barras –dicen los funcionarios– se vio especialmente en la confitería y en algún otro lugar. El vandalismo se produjo a varias cuadras de la cancha, principalmente en Avenida del Libertador. Tal vez allí debió haber más custodia, pero era muy difícil prever la dinámica de los movimientos posteriores al partido. Por ejemplo, en algún momento circuló la versión de que ocho micros con hinchas de River iban hacia el Obelisco. Hubo que dar inmediata cobertura entonces a esa zona céntrica.”
–Hay muchas quejas porque los bomberos tiraron agua a las tribunas y eso enfureció a una parte de la concurrencia –dijo este diario.
–El agua, que no es tampoco un elemento tan agresivo, se tiró porque desde ese sector estaban intentando entrar al campo de juego, además de que destruían las butacas y todo lo que encontraban.
–¿Hubiera sido mejor jugar sin público? –insistió Página/12.
–Estrictamente, desde el punto de vista de la seguridad, nosotros afrontamos el jueves el hecho de que ya había 40.000 personas con entrada. De jugar sin público, ya creábamos una situación de gran tensión, tendríamos bastante gente en los alrededores. Ya en ese mismo día hubiera habido problemas, y no se olvide que ese día teníamos gente en Don Torcuato, en la concentración de River, en el mismo estadio, gente queriéndose meter en el Hotel Crillón, donde estaba Belgrano. O sea que el jueves mismo había tres focos de conflicto. Jugar sin público implicaba la posibilidad de tener diez o quince focos de problemas en toda la ciudad y en el conurbano. Nos planteamos, por ejemplo, cuántos helicópteros íbamos a necesitar para cubrir una jornada con semejante cantidad de gente en lugares muy distintos y moviéndose de un lugar a otro. La envergadura del conflicto podía ser muy superior a la que finalmente tuvimos. Y le insisto con el dato: por suerte no tenemos víctimas ni situaciones personales irreparables.
En el Ministerio de Seguridad afirman que la titular de la cartera, Nilda Garré, nunca estuvo en contra de que se jugara con público. Cuando hubo que tomar una decisión desde el punto de vista de la seguridad, es decir responder a la pregunta de qué era mejor en ese aspecto, la ministra siempre sostuvo que lo mejor era que fuera con público. No hubo llamado a la Presidenta, sino una reunión personal entre ambas, con los informes de los expertos en seguridad.
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