DEPORTES › OPINION
› Por Juan José Panno
Todo bien con los uruguayos en general, vea. Los tipos son simples, sencillos, solidarios, menos rebuscados, menos retorcidos que nosotros. No se entregan fácilmente. Si hay un plebiscito contra las privatizaciones, la ponen donde hay que ponerla y si hay que elegir un intendente votan lo que hay que votar. Van por la vida tranquilos, orgullosos de su paisito, conscientes de lo que tienen, lo que les falta y lo que quieren. Son lo más parecido a lo mejor de nosotros, vea.
Por eso todo bien con ellos, con la Catalina, que tiene un tema sobre la violencia que deberían pasar a cada rato en los noticieros de acá y de allá; todo bien con la Falta y con Araca; con Zitarrosa y Los Olimareños; Jaime, Viglietti y el Canario Luna; con los sábados al mediodía en esa fiesta que es el Mercado del Puerto y los domingos a la mañana en ese increíble revoltijo de colores que es Tristán Narvaja; todo bien con la mostaza de receta secreta de La Pasiva y el exclusivo medio y medio; con Pocitos, Malvín y Carrasco: con la aristocrática Piriápolis y la familiar Atlántida; todo bien con Horacio Quiroga y con Onetti, con Benedetti y con Galeano; con el Pepe, su mujer y su perra Margarita; todo bien con Becho, el del violín y el Chueco Maciel, que era de Tacuarembó; con Wilson, el bufetero de Página/12, y Víctor, el electricista del diario; con Verdaguer y Espalter; con Natalia Oreiro, que está más buena que el dulce de leche Conaprole, con China Zorrilla y hasta con los boqueteros, que caen mejor que los ladrones de guante blanco.
Todo bien con los uruguayos, pero con el fútbol, no. Conmigo no, varones. Porque en el fútbol no son (ni somos) rioplatenses. El río viene a ser algo así como la raya de la mitad de la cancha. Allá ellos. Acá nosotros. En el fútbol no nos bancan, no nos quieren ni un poquito, jamás se les ocurre hinchar por no-sotros así juguemos contra la selección de Marte. No se recuerda caso de ninguna hinchada uruguaya cantando “Ar-gen-ti-no, ar-gen-ti-no” y ya se sabe que hay un montón de ejemplos al revés. Así que todo bien con los uruguayos, pero no cuando jugamos al fútbol, con ellos se juegan clásicos a cara ‘e perro y siempre da gusto ganarles, como cuando Argentina se clasificó en el Centenario para el Mundial de Sudáfrica con aquel gol de Bolatti sobre la hora. Y por eso da tanta bronca cuando se pierde, como se perdió ayer, cuando no se hacen los goles que se pudieron hacer y se va a los penales y se pierde. Todo bien con los uruguayos, que jugaron un partido leal y ganaron legítimamente y habría que felicitarlos, pero no. Conmigo no, varones.
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