Dom 10.02.2002

DEPORTES  › GUILLERMO CAÑAS Y LUCAS ARNOLD LOGRARON AYER EL TERCER PUNTO DE LA SERIE

La Argentina se tira a soñar con la Davis

Con la victoria de Cañas y Arnold sobre Wayne Arthurs y Todd Woodbridge en cinco sets, 3-6, 6-3, 6-4, 1-6, 10-8, el equipo nacional ganó el match y avanzó a los cuartos de final de la Copa Davis. Hoy se juegan los singles Cañas-Ilie y Gaudio-Draper.

› Por Ariel Greco

Cuando la volea de revés de Wayne Arthurs se estrelló en la red, se desató la locura. Guillermo Cañas y Lucas Arnold corrieron hacia el fondo de la cancha y se tiraron sobre el polvo de ladrillo, en un abrazo conmovedor. Enseguida se sumó Gastón Gaudio, que desde el banco fue el primero en saltar a la cancha y llegar hasta los héroes del día. Atrás aparecieron Juan Ignacio Chela, Mariano Zabaleta –que aunque no formaba parte del equipo, era un hincha más– y el resto de los integrantes del grupo. La ronda entre todos no tardó en formarse, hasta que Gaudio abrió una botella de champagne y comenzó a rociar a cada uno de los muchachos. Hasta el capitán Alejandro Gattiker dejó de lado las formalidades y soltó su alegría después de tanta incertidumbre. El objetivo estaba cumplido. Luego de diez años de ausencia en el Grupo Mundial, Argentina consiguió la clasificación para los cuartos de final de la Copa Davis y, de paso, se aseguró otro año más entre la élite del tenis. Atrás quedaba Australia, que a pesar de sus ausencias, es el país con más tradición en la Copa Davis, con 27 títulos en su historia, y que llegó a la Argentina con la chapa de haber accedido a tres finales consecutivas. Ahora será el turno de esperar al ganador del encuentro entre Croacia y Alemania, serie que se disputará el primer fin de semana de abril, también en el Buenos Aires Lawn Tennis.
Cañas y Arnold cumplieron una actuación para el recuerdo al derrotar 36, 6-3, 6-4, 1-6, 10-8 a los australianos Todd Woodbridge y Wayne Arthurs en casi cuatro horas, y de ese modo, pusieron un inalcanzable 3-0 en la serie. El triunfo del doble argentino fue casi para la historia. Ante una pareja de primer nivel mundial, Cañas y Arnold se mostraron en un nivel altísimo y se complementaron como si hiciera diez años que jugaran juntos. Con Cañas como sostén de la pareja y Arnold aportando su potente devolución en el saque, los argentinos se las ingeniaron para mantenerse en juego, a pesar de que los visitantes lucían más atildados. Luego de dos quiebres sobre el saque de Arnold, los visitantes se adjudicaron el primer set.
Sin embargo, la ventaja no les duró mucho. En el arranque de los dos parciales siguientes, la dupla local logró quebrar el servicio de los australianos. Y luego, con mucha convicción pudieron sostener los games propios, lo que les posibilitó dar vuelta el juego. A esa altura, la volea de Arnold era una arma fundamental, mientras que Cañas no mostraba ningún síntoma de cansancio a pesar de las cuatro horas que había disputado el día anterior.
Recién en el cuarto set, los argentinos evidenciaron un pequeño bajón. Sin tanta concentración ni constancia, ya no pudieron mantener la paridad en el juego. Ante esas circunstancias, los australianos no dejaron pasar la oportunidad. Con Arthurs más metido en el juego, los visitantes tomaron rápidas ventajas para forzar el quinto parcial, una situación que por el momento parecía favorecerlos.
Así llegaron al último set. Bajo una llovizna casi constante y con el aliento interminable de los 2500 hinchas que se acercaron al Buenos Aires, la pareja argentina exhibió su garra en cada pelota, sin dar por perdido ningún punto. El “Todos saltando/que tenemos que ganar”, bajaba desde la popular, se colaba en la platea y hasta se metía en el banco argentino, donde Gaudio, Chela y Zabaleta revoleaban cualquier prenda que tuvieran a mano. Desde adentro, Cañas y Arnold se contagiaban. Con los brazos extendidos pidiendo aliento y con el grito después de cada tanto, los chicos argentinos demostraban que era su noche. Del otro lado, los australianos mantenían su nivel, por lo que ninguno pudo quebrar el servicio del adversario en los primeros diecisiete games del parcial. Sin embargo, en el siguiente Arthurs no pudo soportar la presión y se desató la locura. El festejo, las lágrimas y los abrazos se tornaroninterminables. El padre de Cañas se metió en la cancha para celebrar con su hijo, ambos sin su remeras.
Arnold tampoco ocultaba su euforia. “Estoy muy contento, ya que esto es lo más lindo que me pasó en la vida. La verdad es que no lo puedo creer”, repetía cada vez que alguien lo consultaba. Unos paso más allá, Cañas mostraba su tranquilidad:”Nosotros esperábamos la victoria. Todo el equipo está muy contento. Es una alegría enorme”, comentó el tenista de Tapiales. Claro que también dejó un mensaje para el futuro. “Esto recién comienza y esta generación de tenistas le va a dar muchas alegrías a la gente; que no tengan dudas”, advirtió Cañas. Con actuaciones como la de ayer, es como para tomar sus palabras muy en serio.

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