Ya había concluido la ceremonia inaugural, con la ejecución de los himnos nacionales –en versiones demasiado extensas– y la presentación de ambas delegaciones, y todo estaba dispuesto. El clima casi otoñal no arredraba a los jugadores, aunque acaso sí al público. Pero unos y otros tuvieron que buscar refugio de improviso.
A las 16.40, cuando estaba todo listo para comenzar a jugar, la lluvia obligó a postergar sin nuevo horario la disputa del encuentro de dobles. En el momento en que los jugadores reingresaban para comenzar a jugar una lluvia muy fuerte volvió a desatarse sobre el Buenos Aires Lawn Tennis -lo que obligó a una retirada presurosa de los tenistas y del público– mientras la cancha quedaba en malas condiciones.
En la organización había resto y confianza. “Tenemos hasta la medianoche para jugar el partido”. La lluvia paraba y seguía, y pasada una hora larga del arranque del diluvio, renació la esperanza. A las 18.27, por fin, el tercer punto comenzó a jugarse. Sería el definitivo.