DEPORTES › QUIEREN COMBATIR LA VIOLENCIA
› Por Gustavo Veiga
La voz de alarma vía Twitter la dio el jueves un jugador. Su mensaje amplificó el clima violento que vive el club. Alejandro Domínguez pidió: “Viejo, nosotros dejamos la vida en cada partido. Por favorrrrr, basta de esta mierda que nos perjudica a todos los que queremos a River”. El delantero tiene razón. Se refería al puntazo que un miembro de la Subcomisión de Futsal y dirigente al fin, Marcelo Fattori (socio 53216-7), le aplicó a José Serio, otro asociado que es profesor de educación física, como derivación de la última asamblea de representantes donde Daniel Passarella resultó abucheado. El primero es oficialista y el segundo opositor. La Justicia ya investiga el hecho que quedó caratulado como “lesiones leves en riña”. La comisión directiva repudió el grave incidente y anticipó que será implacable en sancionar a los socios. Pero más implacables y efectivas que las medidas anunciadas por la dirigencia o la módica sanción del Comité de Seguridad Deportiva contra el estadio Monumental, son los repudios que empiezan a crecer en River contra estas situaciones que el socio o hincha común no tolera más.
En la página http://ariverlo quiero.blogspot.com/ que escribe un grupo autodenominado Los Sobrios del Hormigón, se expresa la indignación por lo que está pasando puertas adentro: “La degradación que vive nuestro club es increíble. La violencia como herramienta política nos lleva al lugar donde estamos, la violencia verbal pasó a tener violencia de acción y termina en la violencia delincuencial. Ahora empezarán las discusiones banales sobre quién tiene la culpa y la realidad es que esto ya es denigrante por donde se lo mire”, firma un tal Charro, quien redacta la mayoría de los artículos.
Los realizadores de esa web se definen como “un grupo de amigos que sigue a River a todos lados, concurre al club diariamente y sufre con el presente de la institución deportiva más importante de la Argentina”. En Núñez ya se habla de la creación del FAL (Frente Angel Labruna), en honor al ex director técnico y máximo goleador de la historia. Se trata de una suma de fracciones o disidentes de agrupaciones entre las que se cuentan Caravana Monumental, Honor Riverplatense, Siempre River, Tu River y hasta desencantados del Mocri, el sector donde militaba el peor presidente de la historia, José María Aguilar. Quizá cuando se cumpla el Día Internacional del Hincha de River (28 de septiembre) en homenaje al natalicio del recordado Angelito, se coloque la piedra basal del FAL.
Que se involucren más en sus clubes los socios que antes ni siquiera votaban o participaban de las asambleas es un saludable gesto de participación política. Pero también será muy complicado el camino que deberán desandar para recuperar límites tolerables de convivencia política. La historia de los Borrachos del Tablón y las prebendas que recibieron y reciben de los dirigentes hacen escuela en el fútbol desde hace décadas. Contra esa marea de violencia tienen que luchar sus antagonistas, como los Sobrios del Hormigón. Aunque más no sea, ahora tienen visibilidad. Su participación se antoja más creíble que ciertas exhortaciones a la paz que vienen desde arriba: “Hay un gran nivel de agresión, es necesario bajar ese nivel”, pidió el vicepresidente Diego Turnes. Antes hubiera sido inimaginable que grupos aislados de socios e hinchas denunciaran a las patotas organizadas que dominan algo más que la popular.
Todavía gobiernan un vasto territorio: los quinchos, los pasillos del Monumental, las inmediaciones del estadio o cualquier otro espacio donde antes que alentar, puedan hacer un negocio o servir al presidente de turno. Ni siquiera los detuvo el descenso de River.
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