Cuando parecía que, pese a la floja actuación, River se llevaba una nueva victoria que le permitía mantener el puntaje ideal, Quilmes le empató 1-1 sobre el final y le cortó la racha triunfal. Si bien continúa en lo más alto de la tabla de posiciones, el equipo que conduce Matías Almeyda mostró ayer su versión más débil desde que está en la B Nacional. Aun así, la arista positiva es el regreso al gol de Fernando Cavenaghi.

En el comienzo, la salida rápida de Abecasis descolocó al conjunto de Núñez. Había empezado sereno y con un mayor predominio de la pelota, pero la lesión del juvenil lo puso nervioso. Y el elenco de Caruso Lombardi lo aprovechó para ganar espacio con el correr de los minutos. Así fue como a los 16 minutos tuvo la más clara cuando Serrano apareció por detrás de toda la defensa en un centro y con un cabezazo estrelló la pelota en el travesaño.

Desorientado, River cayó en un pozo anímico y el local generó el ambiente como para hacerlo sentir más presionado. Con la férrea marca de Garnier y Rimoldi, el mediocampo visitante se anuló: Martín Aguirre estaba impreciso, el uruguayo Carlos Sánchez quedaba fuera de foco de forma permanente y el único que intentaba algo distinto era Alejandro Domínguez, que bajo una lluvia constante de silbidos por parte de la tribuna quilmeña, siempre se las rebuscó para realizar un desequilibrio individual, aunque le faltó durante la primera etapa la puntada final. De esa manera, el único con libertad de acción en River era Nicolás Domingo, que para colmo tuvo una tarde con muchas fallas.

Quilmes cortaba el circuito futbolístico de su rival casi en tres cuartos de cancha y con esa virtud se le hacía sencilla la progresión. Sin embargo, no supo definir las opciones que tuvo y lo pagó demasiado caro. Caneo y Cauteruccio fallaron cuando quedaron frente a Chichizola, y del otro lado, en la primera que le quedó para rematar, Cavenaghi abrió el marcador. El goleador convirtió por primera vez desde su vuelta cuando Aguirre le puso un pase en cortada que definió con clase. Era el 1-0 que trastrocó el trámite del encuentro.

Allí, el local sintió el desgaste físico que había proporcionado sin conseguir el objetivo, mientras que River, fresco, se adueñó del balón. Y el complemento siguió con esa sintonía. Pero los de Almeyda equivocaron el camino, se dejaron estar y aunque hilvanaron un par de chances desde los pies de Domínguez que inquietaron al arco de Trípodi, Quilmes, con acumulación de delanteros, lo fue llevando sobre su propia área. El local no tenía ideas y con la inclusión del uruguayo Vázquez y Telechea perdió fútbol por el piso. Pero ganó agresividad, entusiasmo y la fortaleza que el momento del partido le demandaba.

Por eso no extrañó que cuando ya iban dos minutos de tiempo añadido, el ex Tigre, que una semana atrás había convertido sobre el final el gol que le dio el triunfo ante Independiente Rivadavia en Mendoza, esta vez estampó con un fulminante cabezazo la igualdad definitiva y así demostrarle a River que su paso por el Nacional B no parece estar tan simplificado.