DEPORTES › LAS PARADOJAS DE LA APLASTANTE VICTORIA DE LA SELECCIóN EN EL PREOLíMPICO DE MAR DEL PLATA
El triunfo ante Venezuela generó algo más de molestia que de satisfacción, pese a haber logrado la clasificación a las semifinales, por la floja defensa, que obligó a marcar 18 triples.
› Por Ariel Greco
Desde Mar del Plata
Son insaciables. Nunca se conforman. Ganar de cualquier manera no los llena. En la mejor producción ofensiva del campeonato, con 18 triples convertidos, los integrantes del equipo argentino se fueron con cierto fastidio. A pesar de ganarle 111-93 a Venezuela y obtener la clasificación para las semifinales, los miembros de la Generación Dorada mostraron bronca por haber permitido que su rival superara los 90 puntos. La autocrítica le ganó a la alegría, un signo de la madurez y la autoexigencia de un grupo que no se quiere poner un techo.
“Defensivamente no estuvimos al nivel de otros días. Y por eso tenemos que volver a esa intensidad”, fue el análisis tras el juego de Pablo Prigioni, la figura del encuentro con 6-7 triples, con una racha de tres seguidos en el tercer cuarto, cuando Venezuela amenazaba con acercarse. Y explica en parte lo que sucedió. El trámite del encuentro fue el más diferente de los seis que disputó el equipo de Lamas en el Preolímpico. Hasta ahora, la premisa de hacerse fuerte en defensa para luego correr en el contraataque había sido la marca distintiva del equipo. Eso le permitía disimular algunas lagunas en ataque, donde no siempre encontraba gol con facilidad. Pero ante los venezolanos, la receta fue diferente. La efectividad en el aro rival estuvo por encima de los promedios que venía teniendo en la primera mitad, sobre todo desde afuera de los 6,75, con un excelente 57 por ciento (8 de 14), pero el déficit esta vez apareció en el propio canasto. De los 60,2 puntos que venía permitiéndoles a los rivales en los cinco juegos anteriores, Venezuela llegó a 43 en los primeros veinte minutos de juego. “Se dio tanto la ofensiva que tal vez eso nos relajó en la defensa”, remarcó Nocioni, que fue uno de los que aportó a la lluvia de triples, con 4-5.
Se podía suponer que el ajuste iba a llegar en la segunda mitad, pero no. Sucedió lo contrario y la tendencia se potenció. Argentina tiró 18-28 triples totales, con un irrepetible 64 por ciento. Y en su tablero permitió 93 puntos, 50 en la segunda mitad, una cifra que también es poco probable que se repita: Uruguay, Paraguay y Canadá apenas superaron ese puntaje en todo el juego, mientras que Puerto Rico había sido el que más le había convertido, con 74. “Esta vez me gustó el equipo en ataque y no en defensa –resaltó Lamas–. Se dio un juego en el que los dos encontramos muchas facilidades y por eso se explica el marcador. No me voy del todo contento, porque me gusta que mi equipo defienda bien cuando no tenemos la pelota y que ataque bien cuando la tenemos. Hicimos bien una cosa, nada más.”
Para explicar esos números también hubo méritos de los venezolanos. La principal estuvo en el trabajo integral de Grevis Vásquez, base de Memphis Grizzlies en la NBA –equipo que eliminó esta temporada a San Antonio–, que supo leer la defensa argentina. Y con sus quiebres en la primera línea siempre encontró algún compañero cerca del canasto para convertir, sobre todo a Romero. Sus seis asistencias en ese pasaje y diez en total así lo demuestran. Por eso, si bien Argentina hacía los deberes en el aro de enfrente, con un gran pasaje de Nocioni y algunas jugadas espectaculares de Ginóbili, que otra vez levantó al Polideportivo, nunca se podía terminar de despegar en el marcador.
También los suplentes venezolanos hicieron un aporte mayor que los argentinos que, sin Oberto –preservado por una contractura en la misma zona en la que tuvo el desgarro que casi lo deja afuera del torneo, y sin Quinteros, con gastroenterocolitis–, tuvieron una rotación mucho más corta que lo habitual. Incluso, durante algunos minutos Lamas apostó a la doble base con Prigioni y Pepe Sánchez, sin demasiado éxito. “Fue un partido raro. 111-93 no es un score que nos guste demasiado, pero se dio así”, resaltó el capitán Luis Scola, que convirtió 17 puntos.
La aparición de los triples de Ginóbili y Prigioni en el tercer cuarto neutralizaron el intento de reacción de Venezuela, que llegó a ponerse a cuatro puntos (57-53). Pero el juego habitual de Argentina seguía sin aparecer, hasta permitiendo 29 tantos en ese parcial. “No fue nuestro equipo el que jugó hoy”, remarcó Ginóbili, goleador del partido con 26 puntos y 6-8 triples. “Nuestro equipo es el que defiende como contra Canadá. No podemos apostar a meter 18 triples para ganar un partido”, indicó el bahiense, algo ofuscado. No hay conformismo y exitismo. Para este equipo, ganar no es lo único que le importa. Además del triunfo, es necesario mantener el estilo y la identidad. Por eso, el triunfo ante Venezuela generó algo más de fastidio que de satisfacción.
111- ARGENTINA
Prigioni, 20; Ginóbili, 26; Delfino, 11; Nocioni, 19; Scola, 17 (fi); Sánchez, 7; Gutiérrez, 6; Jasen, 5; Kammerichs, 0.
DT: Julio Lamas.
93- VENEZUELA
Cubillán, 6; Vásquez, 11; Torres, 10; Romero, 21; Echenique, 2 (fi); Guillent, 13; Lewis, 6; Bravo, 2; Graterol, 18.
DT: Eric Musselman.
Estadio: Polideportivo.
Arbitros: José Carrión (Puerto Rico), Cristiano Maranho (Brasil), Rolando Ginarte (Cuba)
Parciales: Argentina 30-20, 51-43, 79-72
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