DEPORTES › ARGENTINA VENCIO 81-79 A PUERTO RICO Y SE CLASIFICO PARA LOS JUEGOS OLIMPICOS
En un partido que se definió en el último segundo por un triple fallado de Barea, el conjunto de Lamas cumplió con su objetivo, con un Ginóbili infalible en los tiros de tres puntos. El Polideportivo vivió una gran fiesta. Hoy, final con Brasil.
› Por Ariel Greco
Desde Mar del Plata
“Oh, Argentina, es un sentimiento, no puedo parar.” Las casi nueve mil almas que coparon el Polideportivo desde las tribunas y los doce jugadores argentinos en el centro de la cancha revoleaban lo que tenían a mano. Cuando el triple agónico de Barea rebotó en el aro y quedó decretado el triunfo y la clasificación para Londres, la tensión contenida y la euforia desatada se confundieron en un solo grito. Ahora, el torneo marca que esta noche a las 21 será la gran final ante Brasil, con la posibilidad de la revancha, pero el gran objetivo ya está logrado. “El ambiente fue espectacular. El primer objetivo está logrado, ahora vamos por el segundo”, remarcó el capitán Luis Scola, que de nuevo fue el goleador argentino con 27 puntos.
El comienzo de Argentina era por demás alentador. Con un Scola indetenible desde la media distancia, el equipo de Lamas llegaba muy fácil al canasto de Puerto Rico y sacaba pequeñas ventajas, aunque Barea lastimaba con sus tiros lejanos y sus corridas. Pero en cuanto se pudo ajustar un rato sobre la marca sobre el base rival y se provocaron cuatro pérdidas seguidas sobre el traslado de los caribeños, Argentina tomó una ventaja tranquilizadora de 2013. Con un porcentaje de efectividad altísimo, nada parecía complicarse. Scola anotó sus nueve primeros tiros y la situación parecía idea. Tanto que Lamas apostó por el ingreso de Nocioni, que tenía un tremendo hematoma en su pierna derecha, que se le veía por arriba de la media y le llegaba casi a la rodilla. El gran inconveniente era que los problemas de movilidad y la falta de confianza en ese tobillo provocaron que el Chapu no se pareciera a sí mismo. Y el equipo lo sintió. “Probé y no me dolía, pero me parecía que no podía forzar más y perjudicar al conjunto”, reconoció con sinceridad el alero tras el partido. Puerto Rico, a la espera de que la efectividad argentina decayera, supo aprovechar su momento y se acercó con un triple de Barea sobre la chicharra (29-24). Argentina había dominado para irse con diez puntos de ventaja y se fue al descanso corto con apenas cinco.
Para colmo, en el arranque de segundo cuarto, Scola cometió su segunda falta y Lamas le dio descanso. Pero esa salida terminó de desarmar la estructura ofensiva. Y de los 29 puntos de los primeros diez minutos se pasó a sólo once en la segunda mitad. A esa altura, era claro que Nocioni no podía mantener la intensidad, ni en ataque ni en defensa. El equipo de Lamas, con Ginóbili neutralizado y sin Scola, sufría el partido, mientras que los boricuas se sentían cada vez más cómodos, con la conducción y los puntos de Barea y Arroyo, y teniendo segundas y terceras chances por los rebotes ofensivos. El cierre fue lo mejor que le pudo pasar a Argentina, que se había ido con una renta corta en el primer tiempo por lo que había producido, pero terminó sacándola barata en ese final. “El partido fue muy cambiante, dominamos el primer y tercer cuarto, pero ellos nos llevaron a su juego en otros momentos”, aseguró Lamas.
El panorama pintaba negro en el tercero. En dos minutos, la Selección no había anotado y Puerto Rico ya había sacado ocho. Pero una ofensiva sucia terminó con la bola en las manos de Kammerichs, que rescató un doble y foul increíble, que metió de lleno al público en el partido. El “Argentina vamos, ponga huevos que ganamos” sonaba como nunca en el torneo y el equipo se contagió: dos robos consecutivos y un triple de Manu sirvieron para empatar. “No saben la fuerza que nos dieron. Es emocionante jugar con un público que alienta así”, le dijo el bahiense a su público. Y ahí cambió el partido. Con actitud defensiva y con la impronta de Ginóbili (44 triples en el segmento), el equipo de Lamas recuperó el liderazgo, a pesar de que Arroyo y Holland encontraban también sus lanzamientos de 6m75. A esa altura, todo era peleado, con jugadas y discutidas y protestas al trío arbitral. “Fue el partido que más presión tuve en mi carrera”, reconoció el bahiense, que terminó con 23 puntos.
Claro que la historia ya era diferente. Con sus dos líderes a pleno, Ginóbili y Scola, Argentina ya había recuperado el control del juego. El bahiense seguía perfecto desde afuera, con otros dos triples consecutivos, y el capitán lastimaba adentro. Por eso, la ventaja de once puntos amagaba ser decisiva. Pero Puerto Rico se vino con todo, Argentina se quedó sin gol cuatro puntos en los últimos seis minutos y llegó al cierre cerradísimo. Con el juego igualado en 79, primero Ginóbili y luego Prigioni anotaron sendos simples, por lo que Puerto Rico tuvo la chance. Pero Barea falló y el festejo argentino fue interminable.
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