Tigre da pelea en varios frentes. En la tabla de posiciones ya figura en el grupo de los terceros, expectante de lo que pueda pasar con el líder Boca. En la general del año, que entrega plazas para la Copa Libertadores, se ubica quinto, con lo que podría aspirar a un repechaje. Aunque en la de los promedios todavía se encuentra en zona de descenso directo, lejos de los de arriba y dependiendo de los recién ascendidos. Pero al equipo de Rodolfo Arruabarrena nada parece importarle. Con sus armas y un juego agradable suma seguido y sube en las tres tablas. Ayer lo demostró en el 1-0 en La Paternal sobre Argentinos, que mostró una imagen muy pobre en el reestreno de Néstor Gorosito como entrenador.

La primera etapa tuvo un desarrollo bastante equilibrado, aunque Tigre ya se mostraba más sólido y compacto que su rival. En ese segmento, los dos tuvieron sus ocasiones, pero la más clara fue para el visitante, cuando Luna definió entre las piernas de Ojeda y Sabia llegó para cerrar cerca de la línea. En esa jugada, el arquero de Argentinos sufrió una lesión que lo obligó a dejar el partido.

Con el correr de los minutos, Tigre fue acentuando su dominio y lo cristalizó en el marcador en el arranque de la segunda mitad. Gastón Díaz ejecutó un centro pasado para la entrada de Leone, que alcanzó a bajar como pudo la pelota al medio. Y allí Luna anticipó a Hurtado para batir a Nereo Fernández con un toque corto.

Con la ventaja, Tigre se afirmó en su juego, al tiempo que Argentinos se terminó de desdibujar. Sin ideas, pero obligado a adelantarse por la desventaja, el conjunto de Gorosito expuso toda su impotencia para atacar y dejó espacios en el fondo, que Tigre aprovechó para generar numerosas ocasiones, pero que no supo concretar. Por eso recién pudo celebrar con el pitazo final, pese a que había acumulado méritos para ganar de manera holgada. Por el contrario, para Argentinos fue el cierre de una noche negra.