DEPORTES › LA ARGENTINA RECIBE A BOLIVIA EN MEDIO DE LA INDIFERENCIA GENERALIZADA DE LOS HINCHAS
Ni siquiera la obligación de vencer al débil conjunto boliviano despertó la motivación de los fanáticos, que últimamente se vieron más que defraudados con el funcionamiento del equipo. Agüero en duda, puede jugar Pastore, Alvarez titular.
› Por Ariel Greco
Como pocas veces antes, una presentación oficial de la Selección Argentina, en un partido clasificatorio para el Mundial, ha despertado tan poca expectativa como el encuentro de esta tarde ante Bolivia en el Monumental. La debilidad del rival y las desilusiones que viene atravesando el conjunto albiceleste, incluso con los constantes cambios de entrenador desde la renuncia de Alfio Basile, la llegada y la posterior salida de Diego Maradona y la aparición y despido de Sergio Batista, provocaron que el ahora conjunto de Alejandro Sabella despierte un interés mínimo, que ni siquiera la estelar presencia de Lionel Messi consiguió disipar. Un dato que demuestra esa afirmación es que se pusieron a la venta menos de 35 mil entradas y todavía hay muchas localidades disponibles.
Luego de un debut triunfal ante Chile en Buenos Aires y una derrota inesperada y traumática ante Venezuela en Maracaibo, Argentina parte con la obligación de vencer a Bolivia por varios motivos: desde el plano numérico, para no perder terreno en la tabla de posiciones. En todas las Eliminatorias anteriores bajo este formato, la Selección nunca había llegado al inicio de la tercera fecha con menos de cuatro unidades y ahora suma sólo tres. Desde el aspecto histórico, el conjunto boliviano nunca rescató unidades en sus visitas a Buenos Aires por Eliminatorias. Además, en las últimas dos ediciones del certamen no pudo sumar siquiera una unidad fuera de La Paz. Para colmo, en sus dos primeros encuentros en esta edición cosechó derrotas: 4-2 ante Uruguay en el Centenario y 2-1 con Colombia como local. Y desde la estricta realidad futbolística, Argentina, con una delantera integrada por Messi, Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero o Javier Pastore, no debería tener inconvenientes ante un conjunto inferior, más allá de que el último antecedente indica un empate 1-1 en La Plata, en el estreno de ambos equipos en la Copa América.
Con ese panorama –en los papeles, sencillo–, el verdadero desa-fío de la Selección Argentina pasa por reencontrar su identidad como equipo. Desde que Sabella se hizo cargo del plantel, el conjunto ha mostrado varias caras diferentes, tanto en la conformación de nombres como en la estructura táctica y la estrategia utilizada. El entrenador probó, todavía sin demasiado éxito, un esquema con tres delanteros, otro más cauteloso 4-4-2 y hasta un ultradefensivo 5-3-2, que terminó dejando más dudas que certezas en las visitas a Brasil, con los jugadores del medio local, y a Venezuela, ya con la selección principal.
Para esta ocasión, Sabella planificó un 4-3-3, que sólo tiene una duda en un nombre propio, luego de que Ricky Alvarez le ganara la pulseada a José Sosa por el lugar que dejó vacante la ausencia por lesión de Angel Di María. Como Agüero sufrió una molestia en la práctica vespertina de ayer, su posible reemplazante sería Pastore, según confirmó ayer el propio entrenador. De esta manera, los once que arrancarán ante Bolivia serán Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Nicolás Burdisso, Martín Demichelis, Clemente Rodríguez; Fernando Gago, Javier Mascherano, Alvarez; Messi, Higuaín y Agüero o Pastore.
Por lo que mostró el equipo en la práctica y por lo que luego explicó Sabella, la idea es que Me-ssi arranque desde la derecha en la creación del juego, mientras que Agüero o Pastore cumplan una función similar desde la izquierda. El ingreso del ex jugador de Huracán también provocaría la chance de que se retrasara a cumplir una función parecida a la de un enganche clásico. La otra idea táctica que trascendió tiene que ver con que, ante la poca presencia ofensiva que promete Bolivia, los dos laterales, Zabaleta y Rodríguez, se puedan sumar a la mitad de la cancha para colaborar con los volantes. De esa manera, Gago y Mascherano podrían dividirse la zona central y Alvarez tendría más libertad para soltarse y juntarse con los tres atacantes.
Más allá de esquemas, nombres y estrategias, la Selección Argentina tiene el difícil desafío de reconciliarse con su público. Y se sabe: para ello, muchas veces con un simple resultado favorable no alcanza.
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