Vélez se quedó con el sueño de la Copa Libertadores que acunaba Racing, al ganarle en Liniers. El equipo de Ricardo Gareca exhibió, de a ratos, el nivel que supo distinguirlo y diseñó un éxito merecido. Al conjunto de Avellaneda le quedó el consuelo de haberse clasificado, al menos, para la Copa Sudamericana, y de quedarse con un subcampeonato compartido.

El primer tiempo entregó paridad en el desarrollo, aunque Vélez trató mejor la pelota. A partir de la buena labor por el costado izquierdo del tándem Emiliano Papa-Víctor Zapata, el equipo local insinuó más, pero no tuvo poder ofensivo, más allá de que contó con una situación clara en los pies de Leandro Velázquez, que no pudo concretar.

Racing, teniendo mucho menos tiempo la pelota, fue más incisivo. Y tuvo las situaciones más claras, sobre todo cada vez que Gabriel Hauche encabezó ataques por el sector derecho. Mandó un centro bajo al corazón del área y Fernando Tobio, en su afán de rechazar hacia su valla, casi bate a Barovero, que estuvo fantástico y mandó la pelota al corner. Luego estrelló un remate contra el travesaño.

En la segunda parte, Vélez encontró rápido el gol y a la visita no le quedó más remedio que atacar. Cahais falló un despeje en un pelotazo y David Ramírez aprovechó el regalo para sacar un fortísimo disparo y vencer así a Saja.

Con la ventaja a su favor, el equipo de Gareca manejó los tiempos del partido. Tuvo dos oportunidades como para aumentar la cifra, pero ni Augusto Fernández ni Velázquez estuvieron precisos en la definición.

La única chance más o menos clara de que dispuso Racing como para empatar estuvo en los pies de Lucas Licht, quien despachó un remate por encima del travesaño. Y después hubo una maniobra en la que el colombiano Gutiérrez (de opaca producción) quedó en posición adelantada, a pesar de haber marcado.