Ya estaban preparando la moneda para definir el torneo, pero un gol insólito en contra de Rolando Schiavi le terminó dando a Independiente el título en un partido en el que Boca había sido superior y había contado con las ocasiones más claras. Hilario Navarro fue la figura del juego.

La apuesta de Independiente fue recargar el juego sobre la izquierda, para que Patito Rodríguez hiciera pesar su habilidad en el mano a mano y contara con el apoyo de Ferreyra. Pero esa idea apenas duró cinco minutos, porque Boca aprovechó esas espaldas para poner en juego a Mouche y desdoblar a Franco Sosa. Con ese argumento, Boca encontró una fórmula para generar peligro: desborde por la derecha y centro pasado para la llegada libre de algún delantero o algún volante que apareciera por sorpresa.

De esa forma, Chávez tuvo la primera ocasión tras la habilitación de Colazo, pero lo trabaron justo y la pelota salió al corner. Un ratito después fue Navarro el que le sacó el gol a Mouche, que había cabeceado un centro de Cvitanich. Y por último resultó Colazo el que dilapidó la ocasión al rematar al primer palo tras el envío de Sosa. A Independiente le costaba cerrar en ese sector y por eso pasaba sobresaltos. Apenas encontraba algo de juego con Rodríguez, que al menos provocaba faltas y generaba amonestaciones en el fondo de Boca. Sin embargo, su única llegada clara. nació en un despeje corto de Orion, que Tuzzio intentó aprovechar con un toque por encima, pero el balón salió muy desviado.

A medida que transcurrían los minutos, Independiente comenzó a tomarle la vuelta a la repetida intención de Boca de atacar por la derecha. Entonces, el equipo de Falcioni empezó a padecer su falta de variantes y ya sus acercamientos a Navarro fueron cada vez más esporádicos, más allá de un mano a mano que el arquero le ganó a Mouche luego de un gran pase de Chávez. Claro que lo de Independiente resultaba todavía más pobre, con casi ninguna aproximación sobre la valla de Orion.

Recién en los últimos minutos, con los dos equipos cansados y desarmados por los ocho cambios, hubo algunas emociones, como un centro de Pérez que Núñez no pudo conectar a dos metros de la línea u otro mano a mano que ganó Navarro, esta vez ante un toque por encima de Araujo. Así, todo iba encaminado a la definición por la moneda, con tres partidos sin goles. Sin embargo, el pibe Benítez tiró un buscapié y encontró tres: Sosa rechazó pésimo, el balón le pegó a Orion y Schiavi, por el otro lado, se llevó la pelota por delante para que Independiente festejara el torneo.