El clásico entre Real Madrid y Barcelona, disputado ayer en el Santiago Bernabeu, fue un justo empate (1-1) para un partido que no tuvo gran vuelo, en el que los visitantes controlaron la pelota y los locales exhibieron su buen fútbol en pequeñas dosis. Con este resultado, Real Madrid continúa en la punta del torneo, pero Real Sociedad y Deportivo La Coruña podrían ponerse a un punto si ganan hoy sus encuentros ante el Rayo y Sevilla, respectivamente.
El partido comenzó con el dominio de los catalanes –que contaron con Roberto Bonano y Juan Pablo Sorín desde el arranque–, dueños absolutos de la pelota, lo que complicó seriamente los planes de los locales. Barcelona presionaba a la retaguardia madridista para no dejarla iniciar las jugadas y lograr que las líneas atacantes y defensivas se separasen. Así, los de Radomir Antic se apoderaron del medio campo, aunque el Real Madrid subía esporádicamente y llevaba peligro.
Ronaldo –que jugó por primera vez con la casaca blanca ante su ex club– abrió el marcador a los 15, luego de una habilitación de Raúl. En ventaja, Real Madrid se acomodó, lo creyó ganado y se durmió, pensando acaso en su próximo rival, el Manchester United por la Champions. El descuento llegó con un remate de Luis Enrique, a los 31, tras un cabezazo de Kluivert que Iker Casillas se lució despejando.
El encuentro debió pararse 10 minutos, debido a varios forcejeos entre los jugadores a raíz de una falta de Zinedine Zidane contra el defensor Carles Puyol. En el complemento, los locales fueron un poco más que el Barcelona pero no les alcanzó. Juan Román Riquelme jugó los últimos diez minutos, sin trascendencia.