Juan Román Riquelme puede robarse todas las miradas del momento y Boca apelar a su título de campeón para sacar chapa, pero es indudable que el choque del domingo en la Bombonera enfrentará a los dos mejores equipos del fútbol argentino, con la saludable convicción de que, frente al campeón, estará el conjunto de mayor nivel de los últimos tiempos. Vélez, con el mismo entrenador, Ricardo Gareca, desde hace más de tres años, un plantel que se renueva con frescura pese a la sangría constante, mantiene intactas sus aspiraciones con un juego directo que le procura buenos resultados.

“Se le puede ganar a Boca; ojalá que podamos traernos los tres puntos”, afirmó ayer el mesurado arquero Marcelo Barovero. “Pero no vemos al partido del domingo como una final –sintetizó–. El torneo seguirá parejo y abierto aunque ganemos.” Aunque está cuarto en la tabla, Vélez sólo tiene dos puntos menos que Boca. “Pero si perdemos, quedamos a cinco puntos y eso sí puede ser decisivo.”

Nada que asombre. Desde que Gareca asumió a comienzos de 2009, el equipo de Liniers sólo cayó una vez por debajo de los cinco primeros en el fútbol local. Fue en el Clausura 2010, en el que se clasificó noveno. Ganó los títulos del Clausura 2009 y el Clausura 2011, fue subcampeón en el Apertura 2010, tercero en el Apertura 2011 y terminó quinto en el Apertura 2009.

Desde aquel primer título agónico, Vélez sufrió una ida permanente de sus mejores valores, tentados por el fútbol europeo: Maxi Moralez, Ricky Alvarez, Nicolás Otamendi, Santiago Silva, Jonathan Cristaldo, entre otros. Perdió a Hernán Rodrigo López y a Leandro Caruso; y, a comienzos de 2011, Leandro Somoza marchó a Boca. Sin embargo, pese al constante rearmado de la formación, con incorporaciones como Augusto Fernández o Federico Insúa, a lo largo de este proceso, Vélez se las arregló para jugar todos las copas desde hace tres temporadas.

“Esperamos llegar al final del semestre con chances en los dos torneos”, confió Barovero. “Es lo que deseamos al principio del semestre; sabíamos que no era fácil, pero era donde queríamos estar.”

Ahora que acaba de clasificarse a los cuartos de final de la Libertadores 2012, es válido recordar que un año atrás cayó en semifinales con Peñarol de Montevideo y que un año antes había llegado a los octavos de final, cuando fue eliminado por las Chivas de Guadalajara.

“Jugar la Copa Libertadores es muy complicado, porque cada serie es muy difícil y hay que trabajarlas mucho”, afirmó Barovero. “Pero es lo primordial para nosotros, aunque tenemos las armas para poder pelear en los dos frentes”, aseveró el arquero.

Vélez también había alcanzado las semifinales de la Copa Sudamericana el año pasado, pero fue la Liga de Quito el que se interpuso en el camino a la final. En la Sudamericana de 2010 cayó en la segunda ronda ante Banfield, pero en 2009 había llegado hasta cuartos de final.

El martes por la noche, tras la clasificación a los cuartos de final de la Copa, los hinchas pedían a gritos “un triunfo sobre Boca”. El vicepresidente del club de Liniers, Miguel Calello, coincidió en que “eso es lo que quieren todos, jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Es que mientras se pueda vamos por todo”.

“Me sorprendió la gente de Vélez –señaló Calello–, porque después del partido que perdimos 2-0 con Argentinos cuestionó al equipo, cuando venía de ganar en Colombia y está peleando el primer puesto del Clausura con Boca.” Muchos advierten que el punto débil del equipo es su dificultad presente para ganar como local. “Nos cuesta porque los rivales se nos meten atrás”, puntualizó el dirigente.