“Ojo, no hay nada definido.” La palabra de Sergio Hernández, entrenador de Peñarol, busca frenar el entusiasmo de los hinchas marplatenses, que luego del 89-76 sobre Obras del miércoles que dejó 2-0 la final de la Liga Nacional y la posibilidad de cerrar la serie en Mar del Plata, ya acarician el inédito tricampeonato. Es que más allá de la ventaja numérica que significan las dos victorias logradas como visitante, lo más relevante que se llevó Peñarol es una sensación de superioridad y dominio psicológico que parece difícil que Obras pueda revertir.

“Obras ya nos ganó en Mar del Plata. No debemos confiarnos”, siguió Hernández con su discurso moderado, haciendo mención a los dos triunfos que Obras logró en Mar del Plata durante la fase regular. Del otro lado, Julio Lamas dejó en claro que las chances de su equipo decrecieron mucho tras los dos primeros partidos. “Dieron un paso grande para ganar el título, pero el lunes saldremos a dar batalla”, adelantó el técnico de Obras. Lo cierto es que, más allá de la mesura en sus palabras, el propio Hernández da argumentos para ratificar el favoritismo de su equipo a esta altura de la serie. “Tengamos en cuenta, también que de los últimos veinte partidos de playoffs, Peñarol perdió solamente uno.”

En el encuentro del miércoles, Peñarol dominó gracias a las grandes tareas de Leonardo Gutiérrez, autor de 14 puntos en el último cuarto; del estadounidense Kyle Lamonte, goleador del partido con 24, y del base Facundo Campazzo, que le impuso el ritmo que pretendía al juego. Pero la clave de su victoria también pasó por el aporte de suplentes como Pablo Barrios, Alejandro Reinick y Selem Safar, que mantuvieron el desa-rrollo con una pequeña ventaja para su equipo, mientras los titulares descansaban pensando en el cierre. Y la estrategia de Hernández salió perfecta.

Por el contrario, Obras tiene que remontar la desventaja y disipar las dudas que le provocaron los primeros dos partidos, en los que su juego colectivo dejó que desear. Para colmo, el base uruguayo Martín Osimani y el pivote Juan Gutiérrez, jugador más valioso en la fase regular, no pudieron ejercer su liderazgo, mientras que el goleador Julio Mázzaro no encontró la medida de sus lanzamientos, por lo que las chances del equipo de Núñez quedaron limitadas a la jerarquía del estadounidense Dartona Washam, argumento que por ahora no le alcanza. Ahora la serie se mudará a Mar del Plata, donde el lunes Peñarol podrá colocarse match point.