Santiago Silva llegó a Boca en medio de una complicadísima negociación, que incluyó una excepción reglamentaria para poder sumarse a la Copa Libertadores y luego un vericueto legal para participar del torneo local y la Copa Argentina tras la lesión en los ligamentos de Nicolás Colazo. Toda esa estrategia para incorporarlo, la bronca que se generó en los dirigentes de Vélez por la artimaña, más los dos millones de dólares que pagó el club por su pase no parecerían estar justificados en su rendimiento si se recurre solamente a las estadísticas: desde que se calzó la camiseta de Boca, apenas anotó cinco goles, entre ellos el que abrió anoche el triunfo ante la Universidad de Chile. Sin embargo, si se tiene en cuenta la importancia que tuvo cada uno de esos tantos en el presente de Boca, sus goles tienen otra cotización. Como si se tratara de un mercado paralelo, serían goles que cotizan en el mercado azul... y oro.

Desde que arribó a Boca, Silva apenas convirtió cinco goles, muy poco para un centrodelantero de sus kilates. Y mucho más teniendo en cuenta que en el semestre suma menos tantos que Pablo Mouche y Juan Román Riquelme y la misma cantidad de Darío Cvitanich. Claro que sus conquistas llegan con valor agregado. En el Clausura sólo marcó ante Estudiantes y ante Colón, partidos que le reportaron seis puntos al conjunto de Falcioni. Y en la Copa Libertadores sumó tres con el de anoche. El primero fue en los octavos de final, ante la Unión Española y de cabeza. Boca se llevaba un peligroso 1-1 a Santiago y el uruguayo apareció para conectar un centro de Mouche y darle la victoria y algo de tranquilidad a su equipo. El segundo se dio en Río de Janeiro y determinó la clasificación para las semfinales ante Fluminense. Rivero metió un remate en el palo y el delantero llegó de arremetida para marcar el empate y sellar el pasaje.

Ayer volvió a aportar su cuota. Tras una corajeada de Mouche, recibió en el punto del penal y, de media vuelta, venció la estirada de Herrera. Un rato antes había estado cerca, pero su zurdazo salió muy alto. Y en el arranque de la segunda mitad contó con otra ocasión, pero esta vez Herrera le sacó de manera notable su puntazo, luego de una asistencia de Riquelme. Como a lo largo del semestre, su aporte al juego resultó muy valorable, como la doble pared con Riquelme en la maniobra que terminó en la conquista de Sánchez Miño. Además, mostró una entrega que el hincha boquense reconoció con sus aplausos. Pero como a todo goleador, a su juego se lo mide por los tantos convertidos. Lo bueno para Silva es que sus goles cotizan en un mercado paralelo, el de los tantos importantes que sirven para estar cerca de una nueva final continental.