Con solamente recurrir a la memoria o a cualquier archivo más o menos minucioso, uno encontrará declaraciones y denuncias del actual vocero de la Asociación del Fútbol Argentino –o sea de Julio Grondona– tratando a su actual empleador poco menos –o poco más– que de mafioso, lo que por otra parte era extensivo a la AFA como “organización”.

Aquellas palabras de Ernesto Cherquis Bialo fueron recibidas con cierto beneplácito por los desmemoriados y distraídos que se oponían al corralonero de Sarandí.

Ahora resulta que el tal vocero, a título de vaya uno a saber qué, sale a defender lo indefendible, y lo que otrora atacaba, al intentar despegar a los dirigentes del fútbol argentino de las barras bravas. Esto, en plena campaña del solitario y corajudo presidente de Independiente Javier Cantero en su cruzada contra las asociaciones ilícitas que, en complicidad con dirigencias de fútbol, aparatos político-partidarios, policías, pseudoperiodistas que miran para otro lado y demás estamentos corruptos de la sociedad, ya manejan a voluntad una gran cantidad de resortes de poder y dinero, que debieran estar a cargo de los que parecen no tener coraje justamente para hacerse cargo.