Dom 24.06.2012

DEPORTES  › OPINION

Cuentas perfectas

› Por Ariel Greco

El título que obtuvo la Selección Argentina de Básquetbol en el Sudamericano del Chaco terminó de redondear un balance muy positivo. Los tres objetivos que se habían fijado en la preparación del equipo quedaron cumplidos. El primero e inmediato pasaba por la meta en sí misma que significaba el torneo, logro que se consiguió con un rendimiento regular a lo largo de la fase inicial y se completó con nota muy alta en la final ante Venezuela. Ese dato no es menor, teniendo en cuenta que el conjunto vinotinto está en plena preparación para el Preolímpico que se disputará en su país, casi con el mismo plantel que vino a Chaco. El equipo argentino superó la presión de ser local, con un Leo Gutiérrez que una vez más demostró su auténtica pasta de líder, y de paso le regaló una gran alegría al entrenador Néstor García, que once años después pudo cumplir con una promesa muy especial. “Este título me lo pidió mi viejo 11 años atrás, un día antes de morir. Es mucho tiempo tratando de cumplir con un pedido. Lo estoy disfrutando por dentro, los jugadores sabían lo que estaba buscando y me lo dieron”, comentó García tras la victoria y tras haber sido tirado en andas por sus dirigidos durante el festejo.

La segunda buena noticia la dieron los tres jugadores que buscan ganarse una plaza en Londres. Cada uno con sus virtudes, los bases Nicolás Laprovittola y Facundo Campazzo, los dos que pelean mano a mano el puesto de suplente de Pablo Prigioni, superaron las expectativas y redondearon un gran torneo. Algún detalle técnico que considere Julio Lamas o las necesidades del equipo terminará inclinando la balanza, pero los dos cumplieron. Y el otro que dio una muestra clara de estar a la altura de un lugar en los Juegos Olímpicos fue Marcos Mata, un polifuncional que aporta en los dos costados del campo. Distinta fue la historia para los internos Martín Leiva y Juan Gutiérrez, que no pudieron marcar diferencias bajo las tablas, aunque sus lugares en Londres están seguros. Lo bueno es que la Tercera Premisa, la de darle experiencia a algunos nuevos valores, también se cumplió con éxito. Federico Van Lacke y Selem Safar mostraron que en este nivel son jugadores a tener en cuenta. Y los más pibes, Marcos Delía y Franco Giorgetti, sumaron minutos y rodaje en una apuesta que seguramente tendrá réditos futuros. Por eso, a la hora del balance, las cuentas cerraron perfectas en un torneo que dejará un grato recuerdo en la memoria.

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