DEPORTES › CAMILA GIORGI (144ª DEL RANKING) Y SU PARTICULAR HISTORIA
› Por Fernando Vergara
La italiana Camila Giorgi fue una de las grandes sorpresas en la apertura de Wimbledon, tras la victoria ante su compatriota Flavia Pennetta, 16ª favorita, en el All England Club. Su historia y la de su familia, ligada estrechamente con la Argentina, encajaría perfecta en un guión cinematográfico. “Sueño con poder comprarme un departamento en Buenos Aires. Me encanta, amo esa ciudad, y voy cada vez que puedo”, comienza la rubia de 20 años.
Corría 1982 cuando Sergio Giorgi, con sólo 19 años, recibió en su casa de La Plata la carta de reclutamiento que le indicaba un destino crítico por esos días: la guerra en las Islas Malvinas. Pocos meses antes había finalizado el servicio militar, pero ahora debía empuñar un arma en el conflicto bélico con el Reino Unido. “Obviamente que fue muy difícil, vi morir a compañeros en la guerra. Realmente tuve mucha suerte de volver”, comenta el ahora entrenador y ayudante de su hija Camila.
La tenista mira con admiración cada respuesta del hombre que finalmente dejó La Plata en 1987. Cursaba los estudios de Medicina, pero decidió mudarse a Roma para continuar su carrera, aprovechando una beca universitaria. Claudia, su esposa, también es argentina, y tienen otros tres hijos.
Camila Giorgi camina por los pasillos del All England Club y se anima a hablar en cuatro idiomas: italiano, castellano, francés e inglés. Reside en Miami desde hace dos años, y cada vez que el tiempo se lo permite se escapa a Macerata, la ciudad italiana que la vio nacer.
Cuando ingresa en la pequeña sala de conferencias de Wimbledon, la esperan más de 15 periodistas italianos. Es que Giorgi acaba de obtener su primer triunfo en un torneo de Grand Slam. Y los micrófonos la intimidan.
La rubia de 20 años es novedad para los reporteros europeos, pero también es requerida desde Sudamérica. “Si hoy me dieran a elegir entre representar a Italia o Argentina, realmente no sé qué responder. Pero si desde la tierra de mis padres me llamaran, lo tendría en cuenta”, comenta. A dos metros de Camila, su papá la observa atentamente y escucha. “Hace dos años estuvimos entrenando en Buenos Aires, dos meses. Tuvimos algún contacto con Tito Vázquez, pero quedó en la nada”, subraya Sergio, de 49 años, que deja en claro que tienen un vínculo cordial con la Federación Italiana. El argentino confiesa que no tenía idea de tenis, hasta que sus hijos mayores empezaron a jugarlo. “No sé empuñar la raqueta”, comenta.
Camila, admiradora de Juan Martín Del Potro, practicó gimnasia artística y boxeo, pero a los siete años agarró una raqueta y no la abandonó más. Con su victoria ante Pennetta, mejorará su actual puesto 144 en la WTA.
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