Verdugo de River y Boca, Vélez se ha convertido en el nuevo protagonista de la definición del torneo Clausura, metido en la disputa del título de campeón con los dos equipos más populares del país, respaldado por esos logros y por una solidez de juego en aumento.
El torneo parecía destinado a una disputa exclusiva entre boquenses y riverplatenses, pero los resultados del domingo le han dado una nueva dimensión a la definición: atrás del trío líder, Racing ha quedado a una distancia prudencial después de su derrota ante Lanús, y aunque Central ganó y descontó dos unidades, sigue a cinco puntos del líder River.
Una de las claves de la próxima jornada, la duodécima, es el hecho de que Vélez visitará el sábado a San Lorenzo y que tanto River como Boca jugarán el domingo con la presión o el relajamiento que produzca el resultado de aquel encuentro.
El tamaño del rival no parece asustar al equipo de Liniers. “Contra los equipos grandes, los jugadores de Vélez dan más de lo que realmente pueden”, opina el entrenador Carlos Ischia. Además de River (en la 2ª fecha) y Boca (en la 11ª), Vélez derrotó a Independiente (en la 6ª) y, en esa racha, San Lorenzo no representa nada especial, teniendo en cuenta, además, que el equipo de Boedo no está haciendo una buena campaña.
Además, River sufrirá ante Unión la baja de dos jugadores clave en su estructura, Andrés D’Alessandro y Claudio Husaín, suspendidos al sumar cinco amonestaciones, mientras que Boca depende de la evolución de varios jugadores lesionados y de su reacción anímica tras una pobre actuación que sumó la segunda derrota consecutiva, luego de la caída ante Paysandú.
El de Vélez es un plantel joven que conjuga una envidiable capacidad física para cortar los circuitos del rival, con algunos jugadores como Cristian Bardaro o Leandro Gracián, que le aportan el fútbol fundamental. Además, el equipo de Liniers tiene lo que le falta a Boca: un goleador. Con ocho tantos en 11 fechas, Roberto Nanni es uno de los goleadores del torneo –junto al rosarino Luciano Figueroa– y esa carta, como River la tiene en Fernando Cavenaghi, puede ser decisiva en los tramos finales.
Ischia lo hace jugar con línea de tres –con Fabricio Fuentes como líbero, un verdadero pilar en la zaga– pero poniéndole delante una formación de cuatro volantes de marca, de cuyo trabajo depende buena parte del resultado. Cubero (24 años) y Bustos (21 años) son los “doble cinco”, Sena (20 años) va por derecha y Centurión (20 años) por izquierda. Con Gracián de enganche, y la picardía de Bardaro (que regresó después de sus innumerables lesiones y desplazó de la formación titular a Valdemarín) para abastecer a Nanni, se armó un equipo que aspira a más.