Por Diego Bonadeo

Cuando priorizar al revés se convierte en una constante, las consecuencias inmediatas hacen que se naturalice lo que razonablemente la sociedad debiera rechazar.
Es cierto que desde que un par de semanas atrás, Santa Fe se convirtió en el epicentro de la catástrofe, y que desde entonces y hasta ahora, se declinó hasta el cansancio –y por cierto que no sin razón– el sustantivo solidaridad, pero también la declamada demagogia barata de políticos y figurones se sintetizó en una especie de permanente “No nos olvidemos de Santa Fe” sin que, en los casos de los que aparecen por todos lados y para cualquier cosa, haya ido más allá de una frase de circunstancias.
Pero la Asociación del Fútbol Argentino, al programar con día y hora el partido Unión-River para el próximo domingo por la tarde no solamente se olvidó de Santa Fe. Obscenamente, obvió Santa Fe.
Del mismo modo que, de apuro, resolvió que los partidos del fin de semana que pasó y que tenían programados Unión y Colón quedaran postergados, supuestamente para el fin de semana del 16 al 18 de mayo, sin prever en qué escala de gravedad podría estar la situación santafesina, apenas se insinuó una bajante de las inundaciones del Salado, las huestes de la sociedad Julio Grondona-Carlos Avila y los negocios conjuntos de AFA-Torneos y Competencias decidieron lo anteescrito.
Pero la curiosidad reside en la irresponsable franqueza antidemagógica de la programación del partido por parte de los impúdicos del poder del fútbol en la Argentina, mientras miles de compatriotas programan otras cosas, tales como organizar los envíos de comida, ropa y medicamentos, encontrar a los desencontrados, documentar a los indocumentados entre otros menesteres, tan lejanos a los desvelos de bolsillo de los habitantes de Viamonte 1366 y de sus socios televisivos.
Por más que en el chart del canal propiedad vaya uno a saber de quién, aparezca a cada rato la leyenda “América, pensando en Santa Fe”.