Boca dio un paso grande para acceder a semifinales de la Copa Libertadores al derrotar como visitante a Cobreloa en la desértica ciudad de Calama, en el extremo norte chileno por 2-1, con dos goles de definición fina de Guillermo Barros Schelotto y un penal atajado por Abbondanzieri –gran respuesta durante todo el partido– sobre el final. La figura notable del equipo de Bianchi fue sin embargo Carlos Tévez, con una actuación impecable, en que sumó habilidad y capacidad en el mano a mano, y que incluyó las notables jugadas previas a los dos goles.
El partido no empezó precisamente a pedir de Boca, porque a los 9 minutos Fuentes se elevó solo en el área tras un tiro libre frontal y batió a Abbondanzieri. Sin embargo, una rápida réplica por derecha originó la igualdad a los 14, cuando Tévez trepó por ese costado –habitualmente se movió por allí– y tras superar a sus marcas metió un centro muy preciso para el Mellizo, que acomodó la pelota y definió con serenidad.
Durante el primer tiempo ambos equipos se alternaron en el control de la pelota: la pelota anduvo mucho por el aire y Cobreloa inquietó cada vez que Martel llegaba vertiginosamente por derecha, aunque la pelota no le llegara limpia a Galaz y Jaime González. Por el otro lado, Boca, sin enganche y parado de contra, manejaba las réplicas con pases largos, un Tévez movedizo y un Mellizo muy maltratado por los defensores.
En la segunda parte, los dos apostaron a planteos más ofensivos. Cobreloa dependió de los reiterados pelotazos frontales o de alguna incursión de Dinamarca sobre el confundido (de lado) Clemente Rodríguez. Y Boca tuvo a un Tévez inspiradísimo. El pibe armó una jugada espectacular a los 23 y el Chelo Delgado reventó el travesaño. Y sobre los 31 llegó el desnivel: otra vez se vino Tévez por derecha, dejó a dos en el camino y definió sutil ante Tapia: travesaño, cabezazo a colocar de Barros Schelotto y 2-1. De ahí en más, Abbondanzieri fue fundamental: sacó dos o tres complicadas y atajó el penal tras mano de Schiavi. Misión cumplida.