La fiesta organizada por distintas agrupaciones y socios de River para presentar “la bandera más grande del mundo” se terminó convirtiendo en una increíble muestra de amor por los colores, y las más de 70 mil personas que se dieron cita hicieron explotar el Monumental. “Esto superó las expectativas”, reconocieron los organizadores. Se esperaban entre 15 mil y 20 mil personas, y se sumaron más de 70 mil. Familias enteras, niños en brazos y abuelos emocionados que obligaron a abrir las cuatro tribunas del estadio: Centenario, San Martín, Belgrano y Sívori. Altas, medias y bajas. Demanda semejante obligó al mismísimo presidente del club, Daniel Passarella (quien ayer había apoyado la manifestación a través de un comunicado), a presentarse en el Monumental para firmar los trámites de habilitación de las tribunas y de seguridad. Ni siquiera así quedó satisfecho el deseo de todos: miles de hinchas se quedaron con las ganas de estar adentro.

Los brazos se multiplicaron para transportar el “trapo”, de 7829,74 metros, desde la esquina de Figueroa Alcorta y Tagle hasta la propia cancha, una caravana de más de cinco horas. Una muestra de amor incondicional, aún empujada por el recuerdo reciente del descenso a la B Nacional, esa mancha en la historia. La “ceremonia” comenzó cerca de las 13.30, cuando partieron los primeros voluntarios con un extremo de la bandera. “Esto es un acto sin banderías políticas y lleva el deseo de unir definitivamente a todos los riverplatenses”, explicó en el lugar Carlos Trillo, de la agrupación Angel Labruna, uno de los organizadores.

A la caravana, eso sí, se sumaron varios dirigentes opositores, entre ellos Antonio Caselli y Matías Patanian.

La bandera se confeccionó con retazos de tela roja y blanca donados por los socios, y su ingreso al Libro Guinness de los Records como “la más grande del mundo” está en proceso. “Para que fuera inmediato teníamos que traer a un especialista de Inglaterra y todo el trámite nos costaba 7 mil libras esterlinas. No tenemos esa plata y tampoco quisimos pedirla”, explicó Trillo. “Por eso trajimos a un escribano público para certificar la medida de la bandera y mandaremos todos los papeles a Inglaterra. En dos meses tendríamos que estar en el Guinness y este papelerío nos sale mucho más barato, alrededor de 800 euros”, completó.

Quien tomó “nota legal” fue el escribano Omar Bello. Hincha de River y también participante activo de la ceremonia. El primer extremo que partió de Figueroa Alcorta y Tagle (sitio donde se encontraba la vieja cancha de River) llegó al Monumental a las 16, hora en la que ya estaban reunidos unos 30 mil hinchas. El arribo paulatino de la bandera coincidió con el de otras decenas de miles de fanáticos, y para cuando el “trapo” entró completamente, cerca de las 18, el Monumental desbordaba como nunca, mientras el Sub-20 del club y un combinado de la reserva se sumaban con un amistoso en el campo de juego.

“La idea es que cada una de las casi 200 filiales de River en el país tenga un pedazo de la bandera, y también las disciplinas deportivas del club”, cerró Trillo, con la certeza de que no será dividir el amor rojiblanco sino multiplicarlo.