El empresario Guillermo Tofoni se arrepintió ayer de la organización de los clásicos entre Newell’s y Central durante el receso de verano y prometió que no lo hará “nunca más” por los trastornos referidos a la seguridad. “Desde un principio se dijo que iban a jugarse con ambas hinchadas porque en eso se basa lo atractivo de este clásico, pero todo se fue complicando”, lamentó el empresario, que es el responsable de la comercialización del fútbol argentino. “Es más fácil organizar un Argentina-Inglaterra en las islas Malvinas que este partido”, exageró Tofoni. Por las trabas que pusieron las autoridades provinciales y de la ciudad de Rosario se decidió jugar ambos partidos sólo con público local y una reducción de 10.000 localidades en cada estadio. “Hace cuatro años que no se juega este clásico y quince años que no se hacen amistosos: pensé que iba a ser algo sencillo, pero terminó siendo un milagro”, concluyó. “Limitar la cantidad de gente significa ir a pérdida para mí, pero no voy a arriesgar por temor a que haya un desastre o un muerto”, advirtió el empresario sobre las complicaciones que generó el clásico rosarino.