Vie 18.01.2013

DEPORTES  › LA SELECCION SUB-20 QUEDO ELIMINADA EN EL SUDAMERICANO DE MENDOZA

De ilusión a rotundo fracaso

Con la goleada de Paraguay ante Bolivia, el equipo de Trobbiani ni siquiera tuvo chances de luchar por avanzar a la siguiente ronda, por lo que Argentina no irá al segundo mundial en tres ediciones. Los responsables de la debacle.

› Por Facundo Martínez

A juzgar por las grandes expectativas que tenía el seleccionado argentino Sub-20 antes del inicio del torneo Sudamericano, la eliminación en la primera ronda de los dirigidos por Marcelo Trobbiani es un rotundo fracaso. Del equipo “súper ofensivo”, conformado por juveniles que se destacan en sus equipos, como Centurión y Vietto en Racing, Alan Ruiz en San Lorenzo, Lanzini en River, e Iturbe en el Porto, no quedó prácticamente nada para rescatar. Fue todo impotencia y desarticulación.

Pero las responsabilidades no son pura y exclusivamente de los futbolistas. Trobbiani, quien había anunciado que tenía equipo “para hacer daño” pero que apostaba, antes que nada, a “jugar muy bien” y hasta se dio el lujo de no convocar a Leandro Paredes –el enganche de Boca que será titular con Carlos Bianchi–, tendrá que asumir su parte. Porque el equipo no fue ni siquiera un bosquejo de aquello que prometía. Falló en todas las líneas, en todos los partidos que afrontó. Y los golpes de timón con los que el entrenador intentó cambiar el rumbo no hicieron más que confundir y profundizar los errores.

La primera derrota frente a Chile (0-1), un equipo que no figuraba a priori entre los candidatos (Argentina, Brasil, Uruguay y Colombia), apenas dejó en claro que salvo Alan Ruiz, el resto de las figuras habían hecho agua. “Lo perdimos en una jugada de pelota parada”, se justificaba el DT, que luego metió mano en el equipo para enfrentar por la segunda fecha a Paraguay. Pero ante los guaraníes los chicos argentinos cometieron los mismos errores, exceso de individualismo, la misma dificultad para terminar las jugadas y una nueva derrota por 1-2 que los dejó tambaleando contra las cuerdas. Una muestra de impaciencia del cuerpo técnico, que cuenta con Oscar Garré, fueron los cambios radicales para enfrentar a Bolivia. Argentina tampoco jugó bien, pero ganaba 2-1 hasta que a los 41 minutos del segundo tiempo, el ingresado Gianetti cometió un penal absurdo, el juego terminó 2-2 y Argentina quedó al borde del nocaut.

Chile dio una mano con su agónico triunfo ante Paraguay por 3-2, lo que a los dirigidos por Trobbiani les permitió llegar con alguna chance a la fecha de ayer, aunque la goleada de ayer de los guaraníes 5-1 sobre los bolivianos terminó dejando afuera de la pelea a los argentinos antes de jugar su partido con Colombia.

Hay mucha responsabilidad también en la AFA, que en los últimos cuatro años, con Humbertito Grondona –hijo del mandamás– como subdirector de selecciones juveniles, se tiró por la borda todo lo bueno que se había hecho desde que en 1995 don Julio se la jugó por contratar a José Perkerman, quien condujo a los juveniles argentinos a la senda del éxito que luego continuaron Tocalli y Francisco Ferraro. En los últimos cuatro años, luego de que a Tocalli lo obligaran prácticamente a irse, las cosas no han salido para nada bien. En 2009, con Batista como entrenador, el Sub 20 fue última en la fase final y se quedó afuera del Mundial de Egipto. En 2011, en Perú, bajo la dirección técnica de Walter Perazzo, el equipo nacional se quedó con el tercer puesto, se clasificó al Mundial de Colombia –donde llegó a los cuartos de final–, pero se quedó afuera de los Juegos Olímpicos de Londres, donde debía defender la medalla de oro.

La eliminación en primera ronda que se concretó ayer en Mendoza no hizo más que confirmar el retroceso que experimentaron los seleccionados juveniles desde que, con Carlos Bilardo como director de selecciones nacionales, tomaron la posta la generación campeona de México ’86.

Es cierto que los jugadores fallaron en el juego. Pero en el balance general de este Sudamericano, en el que Argentina arrancó como máximo candidato al título y se fue por la puerta pequeña, el trabajo de Trobbiani no dejó nada positivo. Y, para colmo, ni siquiera supo aguantarse la bronca por sus propias falencias. “Pensaba que Centurión podía gambetear más fácil a un pibe que a un veterano”, disparó el entrenador.

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