DEPORTES
› BOCA Y UN MERECIDO TRIUNFO POR 2 A 0 ANTE EL AMERICA
Carlitos y los guitarristas
En la primera semifinal, el equipo de Bianchi fue superior y se impuso con goles de Schiavi y Carlitos Tevez, la gran figura. Fueron expulsados Ibarra y Jairo Castillo. La revancha, el jueves 19, en Cali.
› Por Juan José Panno
Boca tuvo más de media docena de situaciones de gol y el América, ninguna. Boca fue siempre al frente y el América casi nunca. Boca quiso el triunfo y el América, el empate. Boca tuvo a tres de las cuatro figuras del partido (Tevez, Schiavi e Ibarra) y América, una (el arquero Robinson Zapata). Si se consideran estos parámetros, se explicará fácilmente el 2 a 0 de esta primera semifinal y se entenderá por qué en la Bombonera por un lado hubo fiesta y por otro quedó la frustración por la goleada que pudo haber sido y no se dio.
El repaso de las actuaciones de los que mejor anduvieron y el contexto en el que produjeron lo suyo ayudará a entender por dónde pasó la cosa.
u Número 1, Tevez. La hizo de goma, fue el mejor de todos. En el primer tiempo, cuando Boca chocaba contra un rival que esperaba prolijamente en el fondo con el objetivo de clausurar todos los caminos, abrió algunas brechas con su gambeta y su inteligencia para desbordar y tocar hacia atrás para la llegada de un volante libre. Guapo, vivo, endiablado, agrandado para pisar la pelota a lo Riquelme, en el segundo período fue otra vez el que más exigió al arquero colombiano y coronó su actuación con el segundo gol de Boca, un hermoso chanfle de zurda que se coló en el segundo palo.
u Número 2, Schiavi. Fue el autor del primer gol de Boca con un plástico y exacto cabezazo, después de un centro de Delgado, colocando la pelota abajo contra el palo izquierdo de Zapata que se había tirado fenómeno, pero no pudo llegar. Fue una cabeza salvadora porque a Boca le había costado mucho resolver su dominio territorial. En su función específica, el defensor central se mostró muy sólido y ganó cada vez que salió a cortar en tres cuartos de cancha, los intentos de Jairo Castillo o de Vásquez.
u Número 3, Ibarra. Jugó más de 8 que de 4. Fue una especie de falso enganche por el lateral derecho porque debió asumir las funciones que no supieron cumplir ni Delgado ni Donnet. Parecía que la pelota irremediablemente debía pasar por sus pies cuando los demás caían en el embudo que armaban los colombianos. Tontamente expulsado (se calentó, fue a la pelota con excesiva vehemencia contra Jairo Castillo) sobre el final, no podrá estar en la revancha y Boca lo lamentará su ausencia.
u Número 4, Robinson Zapata. No fue espectacular, no voló demasiado, pero resolvió todo con facilidad. Tapó tres o cuatro pelotas de gol y aunque salió mal en un centro, siempre se mostró seguro de arriba. No tuvo nada que ver en los goles. Sin deslumbrar, estuvo dos o tres puntos por encima de sus compañeros, que en general pasaron inadvertidos. La actuación general del América también se resume en este dato: el equipo fue Zapata y diez más.
Al margen de los brillos individuales hay que resaltar en Boca la actitud, el oficio, la entrega para jugar cada pelota como la última, la persistencia en el ataque. Con todo eso le alcanzó para obtener un buen resultado que le permite esperar la revancha confiado. Bianchi va a insistir durante toda la semana que “está todo muy lindo, pero que faltan 90 minutos y nadie deberá relajarse”. Tiene razón, porque en Colombia van a enfrentarse a otro América, totalmente distinto, porque el Pecoso Castro pondrá como ejemplo a Boca y les dirá a los suyos: “Así hay que jugar, poniendo lo que pusieron ellos en la Bombonera”.
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