Racing se recuperó de la derrota inicial y venció 2-0 a un tímido Argentinos, que mostró una apatía llamativa. El conjunto de Zubeldía no realizó un gran partido, pero le alcanzó para ser superior a su rival.

Tras el golpe en Rafaela, Zubeldía tomó nota de que en un equipo con tanto jugador posicional, la movilidad de Vietto no podía estar ausente entre los once. Y el juvenil le empezó a dar la razón en el arranque, cuando se metió en el área y provocó una falta que era penal, pero el árbitro Díaz se dejó llevar por la caída y marcó tiro libre a centímetros de la línea.

Estaba claro que lo mejor que podía producir Racing en ataque pasaba por lo que podía armar el delantero.

Del otro lado, Argentinos buscó agruparse y pelear el partido en la mitad del campo. Sin peso ofensivo, su intención era ver si le quedaba alguna pelota para que Anangonó pudiera imponer su potencia. Con esos escasos argumentos ofensivos de cada lado, no resultó extraño que el partido se desarrollara mayormente en la mitad del campo, con muy pocas ocasiones de riesgo frente a los arcos. En ese contexto de partido, Racing impresionaba mejor a partir de la prolijidad que le daban Bolatti y Pelletieri en la salida. Pero le faltaba cambio de ritmo de tres cuartos de campo hacia adelante como para lastimar al fondo de Argentinos.

Y claro, el único que podía aportarlo no era otro que Vietto. Y el pibe lo hizo. Recibió de espaldas al arco, giró para desairar a Garcé y cuando lo fueron a cerrar entre dos, sacó un derechazo violento al primer palo que dejó sin chances a Nereo Fernández. Por intenciones, era justo.

El gol fue apenas un detalle para el trámite del partido. Es que Racing seguía con su juego sin profundidad, mientras que Argentinos exponía todas sus limitaciones, sin siquiera inquietar una vez a Saja. No por nada, el conjunto de Schurrer suma cinco derrotas seguidas y apenas ganó un partido de los últimos 14. Así pasaban los minutos de un desarrollo tedioso, en el que el ganador parecía cantado, pero que lejos estaba de generar una actuación convincente. Y el perdedor lucía resignado, sin reacción anímica ni futbolística.

La modorra la sacudió una pelota parada. Camoranesi ejecutó un tiro libre desde la izquierda para la cabeza de Pelletieri, que no pudo batir en primera instancia a Fernández, pero lo consiguió en el rebote, con el arquero caído. Si Argentinos no reaccionaba con el resultado a tiro, ni hablar cuando quedó a dos goles. Y del otro lado, Racing ya se sabía ganador y dejó correr los minutos para esperar contento el clásico ante Independiente.