Por Diego Bonadeo
Parece que hubieran pasado años desde aquella certera y en cierto modo graciosa reflexión del ex futbolista –ahora comentarista– Diego Latorre: “hubo una vez en que Xavi Hernández erró un pase...”. Quizá por allí pasen algunas de las imperfecciones que hacen que el equipo de Barcelona, incluso ganando, haya dejado de ser el gran disfrute futbolero de hace muy poco.
El olvidable partido que perdieron los catalanes con el Madrid en el Camp Nou –y casi fue por goleada– desnudó un montón de deficiencias tanto individuales como colectivas, tanto técnicas como tácticas y estratégicas, llevó a que Barcelona perdiera no solamente en el resultado, sino especialmente en el juego, lo que resulta casi inédito para este plantel.
Es que no solamente fueron los pases errados por Xavi o los empecinamientos de Iniesta y Messi por pasar por donde no se podía. Estos errores propiciaron no pocos contraataques, algunos peligrosos, del Madrid, además de limitar notoriamente sus posibilidades ofensivas.
Y ahora llegará el festín de los carroñeros, que insistirán plañideramente en el aburrimiento que les produce el fútbol del Barça, como si entendieran algo que no sea el resultado.
Por Sebastián Fest
Durante más de cuatro años el brillante Barcelona fundió con el televisor a cientos de millones de aficionados al fútbol en todo el mundo, hasta que llegó el inquietante febrero de 2013 y la gran pregunta se multiplicó hasta el infinito: “¿Qué le pasa al Barça?”. La respuesta no es sencilla, pero los hechos son claros: el equipo de Lionel Messi se impone sin mayores problemas al 95 por ciento de sus rivales en una Liga española que ya tiene ganada, pero ofreció una imagen llamativamente ausente y un fútbol asombrosamente pasivo cuando le tocó medirse a dos grandes como el Milan y el Real Madrid.
“Tenemos que recuperar la sensación de equipo compacto e infalible”, dijo ayer Andrés Iniesta, un día después de la derrota 3-1 en el Camp Nou ante el Real Madrid por las semifinales de la Copa del Rey. Esa imagen compacta e infalible tampoco se vio en la derrota en Milán por los octavos de final de la Champions League. Aquella noche el Barcelona jugó probablemente su peor partido desde el inicio de la era dorada en 2008.
Febrero es tradicionalmente un mes de bajón para el Barcelona, unas semanas en las que el equipo solía mostrar cierto agotamiento mental y fallar, pero nunca al nivel de este año. Ya no está Josep Guardiola, el hombre que llevó al Barcelona a lo más delicioso del fútbol, pero tampoco su “número dos”, Tito Vilanova, que, con un estilo quizá más eléctrico, había prolongado la hegemonía. Vilanova, que se trata de un cáncer en Nueva York, está en permanente contacto con Jordi Roura, el entrenador interino, pero al Barça, dicen cada vez más seguidores, no se lo puede dirigir por “whatsapp”.
“Sería una mentira si dijera que la ausencia de Tito no nos afecta”, admitió Iniesta: “No porque ahora hayamos perdido dos partidos debemos decir que Tito Vilanova vuelva ya. Lo primero es su salud”. Pero a Nueva York voló ayer el presidente del club, Sandro Rosell, en una visita ya programada. En la noche del martes dejó claro que la ausencia de Vilanova no es un dato menor: “Echamos de menos a Tito, es nuestro líder”.
Los medios catalanes diseccionaron sin prevenciones al desconcertante Barcelona de los últimos partidos. Se habló de “bloqueo mental evidente”, de “pérdida del sentido táctico”, de un “absoluto desastre” y de un “manual de impotencia”. La pregunta era, sabiendo que el archirrival jugaría como jugó, por qué los azulgrana no reaccionaron modificando algo de su esquema.
Lo que muchos confirmaron es que el Barça se parece cada vez menos al Barça, algo que estremece a sus hinchas de cara al decisivo duelo del 12 de marzo ante el Milan en el Camp Nou. Una oportunidad, también, porque un Barça en su mejor versión pondría fin a la depresión. Iniesta hizo verdadera autocrítica. “Estamos atacando rápido, tenemos ansiedad por llegar al arco rápido y eso hace que nos precipitemos cuando el rival está compitiendo bien y sabe a lo que juega. Así nos ganan porque tienen cualidades y esto es deporte de alto nivel.”
¿Por qué le está pasando eso al Barça? Dani Alves fue sincero: “No sé”. Un “no sé” podría aplicarse también al momento de Messi, “enjaulado” con maestría por los blancos y claramente superado en el duelo de siempre ante Cristiano Ronaldo: intentó dos tiros al arco contra nueve del portugués, que marcó dos goles. Pero el rosarino perdió además 16 pelotas, una cifra mayor de lo habitual. Lleva anotados goles en 15 partidos consecutivos en la Liga, pero en las últimas grandes citas no apareció. Físicamente parece no estar en su mejor momento, y mientras su equipo perdió las claves para activarlo, los rivales encontraron la manera de bloquearlo.
Messi es un genio del fútbol, pero siempre necesitó de un equipo que funcionara y de un entrenador con autoridad e ideas claras. Algo que se vio claramente con la Selección Argentina. Algo que se notó, y mucho, en el Barcelona, donde Guardiola supo armar un equipo a su medida sin perder la primacía y la última palabra que todo técnico debe tener.
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