“Boca es el equipo más poderoso de Argentina. Y eso se pudo ver claramente contra el Barcelona, cuando no contó con Santiago Silva, tuvo en el banco a Walter Erviti, Leandro Somoza y Diego Rivero, y se trajo los tres puntos de Ecuador con mucha autoridad.” El elogio llegó de parte de alguien que es hincha de Vélez, pero que vistió durante años la camiseta auriazul, Ricardo Gareca, entrenador del equipo de Liniers. “Tener un plantel largo es importante para la doble competencia, porque en la medida en que no podés recuperar jugadores, estás obligado a rotar”, reconoció.

Gareca no sigue la Copa por simple curiosidad. “La Libertadores siempre está arriba en orden de prioridades, porque no se juega todos los años. Y encima Vélez se puede dar algunos lujos, como poner equipos alternativos en el torneo local, porque tiene un buen colchón de puntos que lo mantiene alejado de cualquier problema con los promedios”, puntualizó.

“Pero después de la Libertadores, en orden de importancia está el torneo argentino. Para mí es el segundo objetivo más importante después de la Copa. La Sudamericana, en cambio, está en tercer término, porque no la juegan los mejores equipos de cada país”, remarcó.

El entrenador percibe un escollo en las aspiraciones de su equipo en el torneo continental, que es la obsesión en Liniers. “Los equipos brasileños hoy corren con ventaja porque tienen una capacidad económica como país que les permite, por ejemplo, retener a Neymar en Santos, aunque gane dos millones de dólares por mes”, ejemplificó.

“Después, más allá de eso, la Libertadores es un torneo de difícil pronóstico. Lo esencial es hacerse fuerte como equipo a medida que va transcurriendo la competencia, para llegar al tramo final en condiciones de pelear con tus posibilidades a pleno.”