DEPORTES › LOS CANDIDATOS PARA LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE DICIEMBRE PRóXIMO EN RIVER
El lugar de Daniel Passarella es codiciado por muchos y, si bien ya hubo varios lanzamientos, la movida política puede ofrecer sorpresas en los próximos meses. La oposición cuestiona varios aspectos del actual gobierno, que incluyó el descenso en 2011.
› Por Adrián De Benedictis
La vida política de River tuvo siempre un lugar determinante en la institución, y en este 2013 vuelve a ocupar ese sitio clave, debido a que en diciembre próximo habrá elecciones presidenciales. La incertidumbre sobre quién estará sentado en el sillón principal para fin de año todavía se mantiene, pero los interesados ya están jugando sus propios partidos para ir en busca del espacio que le pertenece a Daniel Passarella. El arco opositor es demasiado amplio a esta altura, y las alianzas pueden llegar a ser fundamentales para cerrar más el espectro y consolidar una fórmula con solidez para los socios.
El propio Passarella esperará hasta el segundo semestre para decidir si elige mantenerse en el cargo, o si finalmente abandona la entidad. El máximo dirigente está realizando encuestas con distintas consultoras para saber cómo está midiendo su imagen entre los hinchas, y los resultados son muy diferentes. Sin duda, el descenso que sufrió el equipo en 2011 es el punto más negativo que tiene el ex defensor, y le resulta muy complicado poder desligarse de ello.
Un éxito deportivo será vital para visualizar mejor su futuro. El primer paso ya lo dio, al concretar el regreso de Ramón Díaz a la conducción técnica, a fines de 2012. Además, todavía se mantiene presente el recuerdo de la última elección, en 2009, donde Passarella salió vencedor por cuatro votos sobre Rodolfo Donofrio, definidos cerca de las dos menos cuarto de la mañana.
La fórmula que ya se lanzó es la que integran Matías Patanian y Andrés Ballotta por el frente Ahora River. Ambos directivos habían integrado la lista de Donofrio en aquella elección, y desde adentro decidieron abrir su propio camino ante la indecisión de Donofrio de seguir vinculado a la política de River. De todas maneras, Donofrio sigue siendo un enigma para diciembre, y en los próximos meses podría aparecer en alguna lista o de forma independiente para aprovechar el caudal de votantes que tuvo hace cuatro años.
Jorge Brito, por la agrupación Soy de River, es otro de los que también está dispuesto a llegar a ser presidente. Brito es hijo del titular del Banco Macro, y él ocupa el puesto estratégico de gerente general de la entidad bancaria. Brito reconoció que se metió activamente en la vida política de River cuando quedó sentenciado el descenso, y a partir de ahí comenzó a construir su propia plataforma.
Antonio Caselli por Primero River, también se posicionó para desplazar a Passarella. Caselli es empresario y fue embajador de la Orden de Malta en Argentina. El fue vocal titular de la Comisión Directiva por el oficialismo en el período 2005-2009, y hasta 2007 ejerció como secretario de Actas. Caselli también se postuló en las elecciones de 2009, y para esta oportunidad espera un final diferente.
Rodolfo Cuiña ya dio indicios de que quiere conducir los destinos del club. Dueño de una conocida cadena de casas de electrodomésticos, Cuiña ha tenido mucha participación dirigencial en River, y es el que manejó el Consejo de Fútbol durante el ciclo de José María Aguilar.
Darío Santilli, hijo menor de Hugo, ex presidente en la década del ’80, está meditando su candidatura. El inconveniente que debe resolver Santilli es que como fue tres veces vocal, en 2001, 2005, y 2009, no puede volver a ocupar ese cargo, y tampoco está claro por estatuto si puede ejercer otra función en el club. La idea de Santilli es formar un frente macrista como sucede con Daniel Angelici en Boca, y para ello contaría con el apoyo de su hermano Diego, actual ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires.
El empresario Carlos Avila mantiene sus intenciones de ser presidente, e intenta crecer en las encuestas para conseguirlo. El ex fundador de la productora televisiva Torneos y Competencias se metió en la política de River en la última elección, con resultados desfavorables.
Entre los que siempre aparecen como postulantes, desde un costado más testimonial, se encuentran Mariano Mera Figueroa y Daniel Kiper, pero se duda mucho que este año intenten acercarse de forma individual.
La movida eleccionaria incluyó la presentación de un grupo ligado al kirchnerismo, que nuclea Marcelo Duhalde, hermano de Eduardo Luis Duhalde, ex secretario de Derechos Humanos de la Nación. Ese día se pudo ver a hinchas de River ligados al Gobierno como Eduardo Valdés, Roberto Feletti y Luis D’Elía. Y cuentan que también estuvo Aníbal Ibarra.
Como el abanico es amplio, los propios candidatos reconocen que necesitan unirse y reagruparse, ya que si mantienen su independencia resultaría favorable para el actual presidente.
Los distintos representantes de River reconocen que el período que encabezó José María Aguilar fue el peor de la historia de la entidad, y ahora califican al de Passarella como “nefasto”. La mayoría coincide en que los ciclos deben ser de ocho años, como para poder completar un proyecto, pero en este caso no consideran lógica la continuidad de Passarella, que cumplirá cuatro años a fin de año. El campeón del mundo en el Mundial ’78 asumió con un pasivo de 130 millones de pesos, y ahora es de 350 millones. Encima, el déficit operativo mensual oscila entre cinco y seis millones de pesos.
Un cuestionamiento puntual es en relación a la cantidad de jugadores que llegaron. Mientras que con Aguilar arribaron a Núñez 100 futbolistas, en estos tres años y medio van 33, con lo que el promedio entre las dos conducciones es similar: entre 12 y 13 jugadores por año. “Los dos primeros que llegaron fueron Gustavo Canales y Rodrigo Rojas, que había que buscarlos en Internet para saber quiénes eran”, le contó a Página/12 una fuente de la institución. Y agregó: “Passarella es el responsable de la racha negra con Boca, que se inició cuando él era técnico. En el ’91 sufrió cinco derrotas con Boca, entre partidos oficiales y amistosos, y eso generó una psicosis. Combina soberbia con incapacidad, y subestimó la chance de descender. A (Diego) Buenanotte no lo dejaron jugar la Promoción, algo inadmisible”.
Entre otros aspectos poco claros, a Passarella lo juzgan por la creación de una oferta ficticia por el delantero Rogelio Gabriel Funes Mori para cerrar el balance, algo parecido a lo que hacía Aguilar. “River compra mal: se gastaron ocho millones entre (Jonathan) Bottinelli y (Adalberto) Román, y termina jugando (el colombiano) Balanta. Para el próximo torneo River tendrá que vender, porque no hay plata”, explicó la misma fuente. En el caso de Bottinelli, según miembros opositores, el jugador llegó libre y le compraron el pase y para poder blanquear la venta hicieron una triangulación con un club uruguayo. Más tarde, salieron a la luz los problemas con los impuestos que le impidieron al ex San Lorenzo jugar algunos encuentros. En ese sentido, Fernando Cavenaghi también había llegado como jugador libre, pero no le compraron el pase.
La situación de Luciano Abecasis tampoco fue muy transparente, debido a que aseguran que se lo compraron a Central en su totalidad y en el medio se realizó una operación para que sea sólo el 50 por ciento de River. En una asamblea, el oficialismo adujo un error de tipeo.
Entre los factores positivos, reconocen que fue acertada la mejora en el contrato de los recitales que se realizan en el estadio Monumental, y también las ventas de Lucas Ocampos al Mónaco en ocho millones de dólares por el 50 por ciento, y de Erik Lamele a la Roma en 12 millones de euros. Sin embargo, por este último caso hay una denuncia: una empresa holandesa se quedó con el 20 por ciento y recibió más dinero que River, que tiene el 80. Encima, tienen mejor plusvalía que River por una futura venta del volante.
Por otro lado, también persisten las dudas en relación al 15 por ciento de la venta de Diego Buonanotte. “Dejé el 15 por ciento y me lo robaron”, dijo el jugador antes de irse a España. En River dicen que el cheque se cobró, pero nadie sabe quién lo hizo.
Por afuera del oficialismo ven al club abandonado, con goteras, y las paredes descascaradas. Y también resaltan una pésima política de comunicación y marketing. “Los clubes más poderosos tienen el 35 por ciento de ingresos por derechos de marketing. River recibe el cinco por ciento. Eso tiene que estar en manos de profesionales”, remarcan. Profesionalidad, seguramente, es lo que buscarán los socios en las urnas para que River recupere su identidad.
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