DEPORTES
Fórmula sorpresa, ¡Minardi primero!
Los coches italianos dominaron en Francia, ahora que Bernie Ecclestone es accionista del
equipo de F-1. Schumacher lejos y con multa.
› Por Pablo Vignone
Los que creían que los cambios en la Fórmula 1 no iban a alterar nada se dan contra la pared. Lo que sucedió en la primera clasificación del Grand Prix de Francia, en Magny-Cours, no tiene parangón: un Minardi ganó la prueba... El holandés Jos Verstappen fue el más rápido, sacándole más de siete segundos de ventaja a la Ferrari de Michael Schumacher, que quedó undécima. Minardi, el equipo más pobre de la F-1, había inclusive ubicado a su segundo piloto, el inglés Justin Wilson, en la posición de escolta, pero una frugalidad técnica reglamentaria lo mandó al final de la fila. El sorpresivo resultado –la mejor ubicación parcial de Minardi en sus casi dos décadas de historia– tiene una clara explicación, pero no deja de ser curioso que suceda tres semanas después de que Bernie Ecclestone, el mandamás de la Fórmula 1, comprara una parte de la escuadra, al que, en broma, el ambiente de la F-1 comenzó a llamar “Bernardi”...
El nuevo sistema de clasificación, que obliga a los pilotos a salir de a uno a la vez a la pista, se combinó con el clima para producir el sorpresivo resultado: cuando Michael Schumacher aceleró su Ferrari abriendo la tanda, caía el agua, el circuito estaba mojado, y el auto calzaba neumáticos para lluvia.
A medida que se corría la tanda, la condición mejoró, el piso se secó, y al momento en que los últimos coches del pelotón, ambos Minardi, debían marcar su tiempo, el asfalto estaba seco. Los coches italianos giraron entonces con gomas comunes y no tuvieron problemas en marcar los mejores tiempos. De hecho, Verstappen le sacó 2s5 al escolta, el inglés Ralph Firman, otro sorpresivo ocupante de las posiciones de vanguardia.
De todas maneras, nadie cree que hoy, cuando se dispute la clasificación definitiva para la carrera de mañana (desde las 9, televisa Fox Sports), los Minardi vayan a repetir la performance.
Nostálgicos argentinos lamentarán que esto no haya ocurrido en 1998 o en el 2000, cuando Esteban Tuero o Gastón Mazzacane eran, respectivamente, pilotos de la escuadra de Faenza. La perenne cola de perro de la Fórmula 1 ya no es dirigida por el inefable Giancarlo Minardi, sino por el australiano Paul Stoddart, que la compró en 2001. Stoddart prometía llevar al equipo a los primeros planos, pero el atentado contra las Torres Gemelas arruinó la marcha de su negocio, una empresa de aviación de carga, y no pudo cumplir su promesa.
Desde entonces, Stoddart hizo milagros para mantener el equipo en funcionamiento en una época en la que correr un campeonato entero no cuesta menos de 80 millones de dólares. El australiano bregó para conseguir más fondos, pero su estilo vehemente fue criticado por Bernie Ecclestone. “Si no tiene suficiente dinero, que no compita en Fórmula 1”, lo apostrofó hace menos de un mes. Stoddart perseguía un auspicio de 10 millones para completar el año; “en un negocio de 400 millones anuales, no puede llorar porque le faltan 10 millones”, se mofó el mandamás de la F-1.
Stoddart consiguió patrocinio suplementario de parte de sponsors holandeses que le acercó su piloto Verstappen, y entonces Ecclestone sorprendió comprando, en ocasión del pasado GP de Canadá, hace tres semanas, acciones de la Minardi, por las que pagó 3,5 millones de libras y se hizo cargo de la deuda del equipo.
La maniobra llamó la atención pero se explicó inmediatamente. Minardi tiene un asiento en la dirección de la GPWC, el grupo de los grandes constructores de la F-1 (Fiat, Mercedes, Ford, BMW) que quieren separarse de la F-1 (es decir, de Ecclestone) en 2008. Ahora, como accionista del equipo, el inglés tiene derecho a sentarse a la mesa de discusiones con aquellos que quieren arruinarle el negocio. Este es el hombre con el que quiere acordarse el regreso de la F-1 a la Argentina...
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