Se puede decir, en ese lenguaje tan liviano que se usa en el fútbol de hoy, que Belgrano sabe cerrar los partidos. Y que también sabe abrirlos. Es su goleador, César “Picante” Pereyra, el que conserva el manojo de llaves en un pliegue de su pantaloncito. Conmovió a Tigre con un gol tempranero, al minuto, de esos que –para sostener el lenguaje corriente– permiten ir en ventaja ya desde los vestuarios, y después de 90 minutos de fervor más o menos parejo, lo noqueó al rival de anoche con una cortada sensacional, una pelota bombeada que pegó en el travesaño de García y luego en la abombada humanidad del arquero para meterse dentro del arco visitante. Pereyra abrió y cerró el partido con dos jugadas que marcaron netamente la diferencia en un encuentro en el que Tigre no mereció quedarse con la peor suerte de la noche.

Con la victoria de anoche en el estadio Mario Kempes, la sexta que logra en lo que va del torneo, Belgrano llega a los 23 puntos, a ocho del líder San Lorenzo, mientras que Tigre no logra escapar de los puestos más rezagados de la tabla de posiciones: la derrota lo deja con 19 unidades, dos más que River y Olimpo, sus inmediatos perseguidores. Además, la caída le impide sentirse más tranquilo respecto de los promedios para el descenso, cuando el auténtico objetivo del equipo es zafar de esa situación. Sólo está cinco puntos por delante de Argentinos, el primero de los equipos que está actualmente en la zona delicada.

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