El boxeo argentino vivirá esta noche su última gran emoción del año. Si en este 2013 que se va los peleadores nacionales protagonizaron algunas de las veladas más importantes a nivel internacional, será Marcos René Maidana (66,375 kg) quien le ponga el cierre a una temporada que, en ese plano, ha sido histórica. Pero no resultará sencillo el compromiso para el noqueador santafesino. Tendrá enfrente a uno de los mejores boxeadores del momento, el estadounidense Adrien Broner (66,500 kg), quien expondrá por primera vez su título de los welters en la versión de la Asociación Mundial. El combate, pactado a 12 asaltos, se realizará en el Alamodome de la ciudad de San Antonio, Texas, y será televisado por cable a través de Space a partir de las 23.

Arrogante, egocéntrico, pagado de sí mismo, a menudo insoportable, Broner es también un notable boxeador. Algo así como un Floyd Mayweather en frasco chico. Velocísimo de piernas y brazos, hábil en los contragolpes y de pegada seca y justa, ha sido ya campeón mundial de los livianos junior en 2011 y de los livianos en 2012, y ha dado un salto importante para llegar a ser monarca entre los welters. De hecho, esta noche subirá al ring portando casi 7 kilos más que cuando se consagró campeón mundial por primera vez. En junio de este año le ganó esta corona a Paulie Malignaggi y lució algo más lento que de costumbre. Y allí estriban, acaso, las únicas chances que le asisten a Maidana de llevarse la victoria.

Habrá que ver lo que pasa si el santafesino logra llevarlo a Broner contra el encordado y prenderlo con alguno de sus golpes poderosos. El moreno, nacido en Cincinnati hace 24 años, jamás pasó sobresaltos a lo largo de su campaña invicta de 27 triunfos (22 antes del límite). Pero nunca enfrentó a un noqueador como Maidana, que logró 31 de sus 34 triunfos antes del límite. Su absorción al castigo resulta una incógnita.

Pero si se terminan imponiendo las piernas danzantes y el superior talento del estadounidense, la pelea puede llegar a convertirse en un suplicio para Maidana. Lento para concebir y ejecutar, siempre ha padecido ante boxeadores más ligeros en lo físico y lo mental. Muchas veces, el Chino ha resuelto sus problemas sobre los rings en base a fortaleza, coraje, convicción de victoria y, desde luego, el poder anestesiante de sus puños. Tal vez esta noche deba volver a echar mano de esta receta para alcanzar una victoria que, de conseguirse, tendrá mucho de proeza.