Sáb 11.01.2014

DEPORTES

Es el Dakar de la muerte

Se trata del belga Eric Palante, quien falleció en la noche del jueves, pero recién localizaron su cuerpo ayer por la mañana. Ese día también murieron dos fotógrafos cordobeses, cuando la camioneta donde se trasladaban se desbarrancó.

Este Dakar infernal, el más duro de cuantos se disputaron en Sudamérica, se cobró sus víctimas. El colofón de la etapa más exigente de cuantas se tengan memoria en el pasado reciente, la que se disputó el jueves entre Chilecito (La Rioja) y Tucumán, fue el hallazgo, ayer por la mañana, del cuerpo sin vida del motociclista belga Eric Palante. Su fallecimiento se sumó a los que se habían producido el mismo jueves por la noche, cuando dos fotógrafos cordobeses hallaron la muerte cuando la camioneta en la que viajaban se desbarrancó cuando transitaban por la cuesta del Clavillo, en Catamarca.

Dramática y extenuante, la etapa a Tucumán se prolongó más allá de lo tolerable: los participantes siguieron entrando en el campamento tucumano durante toda la noche y hasta la madrugada. El cuerpo de Palante, de nacionalidad belga, fue hallado ayer a las 8.30 por el “camión escoba”, que recorre el camino por el que pasaron los competidores un día más tarde. Estaba tirado junto a su motocicleta en el kilómetro 143 del especial.

Aunque no se revelaron las causas de la muerte, se presume que estuvo relacionada con la tremenda exigencia a la que se sometió a los pilotos. La dirección de la carrera había suspendido la segunda parte de la especial del día a raíz de las altas temperaturas en la zona, que llegaron a los 47 grados. Muchos de los participantes debieron abandonar a causa de la deshidratación. Uno de ellos, el piloto capitalino Eduardo Amor, reveló que tuvieron que administrarle siete sachets de suero fisiológico para que pudiera recuperarse. Los médicos del Dakar impidieron a varios continuar la prueba, a causa de su debilitado estado físico.

“Lo del jueves fue inhumano –graficó el múltiple campeón argentino de rally, Federico Villagra–, comparada con la etapa de ayer, a Salta, fue diez veces más dura. Fueron 200 kilómetros de arena, con mucha temperatura, los médanos estaban tan blandos que te quedabas colgado de la vegetación, tanto, que había que viajar en primera, en segunda, muy lento. Nada que ver con los caminos de hoy (por ayer), todos caminos de rally, muy lindos para manejar.”

Palante, de Lieja (Bélgica), padre de cinco hijos y a punto de cumplir 51 años, no era un improvisado del Dakar. Esta era su undécima edición, y había llegado a correr la prueba cuando ésta se desarrollaba en los desiertos africanos. Su mejor ubicación había sido un 66 puesto. El mismo preparaba su moto Honda, que llevaba el número 122, y se recuerda que dos días antes había remolcado al cuatriciclo del argentino Santiago Hansen para que completara la etapa a San Juan. El día anterior se había lesionado la muñeca derecha al caerse de la moto. Antes de embarcarse en la etapa fatal, escribió en Facebook: “El día promete ser largo, muy largo, tanto física como moralmente”.

El piloto belga nunca accionó el Iritrak, el sistema de alarma vía satélite por el cual llega a París un pedido de ayuda y desde allí se comunican con el control general de la carrera, desde donde parten los helicópteros utilizados por la organización para rescatar a los pilotos.

Según los organizadores, “tanto las causas como las circunstancias del fallecimiento” están siendo investigadas por la fiscal subrogante en feria, Analía Castro de Massucco, de Belén (Catamarca).

Cinco años atrás, otro motociclista, el francés Pascal Thierry, sufrió un paro cardiorrespiratorio en su moto, en una etapa entre Santa Rosa y Puerto Madryn, y su cuerpo fue hallado dos días después. En 2013, otro francés, Tomas Borgin, murió durante un enlace en Chile tras estrellar su moto contra una camioneta de carabineros, cuando la competencia se dirigía hacia la frontera con Argentina. Con la muerte del belga, la lista de personas que murieron en el marco del Rally Dakar durante sus 35 años de historia se eleva a 62, de los cuales 22 eran pilotos o copilotos. El jueves habían fallecido los cordobeses Agustín Mina, de 22 años, y Daniel D’Ambrosio, de 51, al desbarrancarse la camioneta en la que viajaban.

El argentino Orlando Terranova (Mini) sigue segundo en la clasificación de autos, a 30m de su compañero y líder Nani Roma; Villagra está 12º, Emiliano Spataro es 19º (“el auto está re-entero, queremos seguir yendo a fondo”), Juan Manuel Silva está 24º y José García es 33º. Marc Coma (KTM) sigue al frente en las motos, clasificación en la que Pablo Rodríguez (Honda) se ubica 34º, Darío Demelchiori (Kawasaki) es 36º y Javier Pizzolito (Honda) está 39º. En cuatriciclos, abandonó Pablo Copetti por la rotura del motor de su Yamaha, de manera que Jeremías González Ferioli (Yamaha), el piloto más joven del Dakar, con poco más de 18 años, es ahora el argentino mejor ubicado, aunque a más de 7 horas y media del puntero, el uruguayo Sergio Lafuente. El Dakar tendrá hoy descanso en Salta.

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