DEPORTES › RIVER FUE MAS QUE BOCA Y SE IMPUSO CON CLARIDAD 2-0 EN CORDOBA
Con un gol en el arranque, de Lanzini, y otro de Menseguez en el final del primer tiempo, el conjunto de Ramón Díaz se llevó el segundo Superclásico. El equipo de Bianchi mejoró en la segunda parte, pero lo condenó su pésima primera mitad.
La sonrisa fue para River. Con un buen primer tiempo, en el que sacó la ventaja y con un segundo parcial más conservador, en el que reguló la diferencia, el conjunto de Ramón Díaz venció 2-0 a Boca y desequilibró a su favor la serie de tres superclásicos.
Apenas se estaban acomodando en el terreno cuando River se colocó en ventaja, a partir de un lateral largo. Teo Gutiérrez se aprovechó de la inexperiencia de Joel Rodríguez, lo desbordó y envió un centro perfecto para la entrada de Lanzini, que se desembarazó de Grana y definió con el arco libre. La diferencia fue clave para el posterior desarrollo del juego, ya que el conjunto de Ramón Díaz aprovechó los espacios que dejaba un tibio mediocampo boquense para atacar con profundidad a una defensa confundida. Además, el tándem que formaban Lanzini-Vangioni por la izquierda dejaba expuestos a Grana y a Martínez, que no bajaban para colaborar. Además, un movedizo Gutiérrez complicaba a los centrales, que quedaban expuestos ante el desequilibrio que se generaba.
De esa manera, River comenzó a generar ocasiones de gol, ante un rival que apenas amagó con reaccionar. Trípodi, en dos ocasiones, salvó ante Lanzini y Teo Gutiérrez -con ayuda del palo–. Hasta que cerca del final del primer tiempo, una muy buena maniobra colectiva de River terminó con un centro desde la derecha de Lanzini para la llegada en soledad de Menseguez, que también aprovechó una desconcentración de Grana para definir suave ante el achique del arquero.
Lo de River no era brillante ni mucho menos. Sin embargo, los errores conceptuales de Boca, más algunas actuaciones individualidades lejos de lo que pretende el entrenador y hasta cierta displicencia en las pelotas divididas, se conjugaban para que el conjunto de Ramón Díaz encontrara una diferencia justa. Y en ataque, los único que proponía Boca eran los remates desde afuera del pibe Acosta, uno de los pocos que se salvaba del aplazo.
Con el partido servido, River optó por replegarse para definir de contragolpe. Pero esa estrategia permitió que Boca reaccionara, con un Gago más preciso y con Erbes imponiendo más presencia en la mitad de la cancha. Por eso, Barovero empezó a pasar algunos sobresaltos, que resolvió bien ante un cabezazo de Gigliotti y de manera estupenda ante uno de Forlín. Recién en los últimos minutos River recuperó un poco de picante y estuvo cerca de aumentar con una entrada de Villalva que tapó Trípodi y con un mano a mano que Teo Gutiérrez desperdició. Claro que la inversión ya la había hecho en el primer tiempo.
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