Jue 06.03.2014

DEPORTES  › LA SELECCIóN ARGENTINA EMPATó SIN GOLES ANTE RUMANIA EN BUCAREST, A TRES MESES DE LA COPA DEL MUNDO

Fue un pálido aperitivo para la ilusión mundialista

En un terreno inadecuado, con un Messi en alguna inferioridad, la actuación del equipo nacional estuvo lejos de entusiasmar.

Lejos estuvo la Selección ayer en Budapest de lo que se esperaba de ella frente a Rumania, en el primero de los tres amistosos previos y preparatorios para el Mundial de Brasil 2014. La debilidad de un rival no clasificado para la cita máxima del fútbol no fue suficiente ventaja para el equipo que el entrenador Alejandro Sabella imagina para el debut frente a Bosnia el 15 de junio en Río de Janeiro, y que debió conformarse con una igualdad sin goles. Fallaron aspectos colectivos y fallaron también las individualidades del conjunto nacional. El que aprobó la prueba fue el arquero Romero, muy cuestionado por su falta de continuidad en Mónaco, que ayer se lució con dos atajadas espectaculares.

Sabella paró frente a los rumanos el equipo que tiene en la cabeza para el debut en el Mundial y es por eso que el empate sin goles en Bucarest deja algunas preocupaciones, sobre todo en el funcionamiento del equipo para generar el dominio necesario para que los delanteros puedan imponer sus reconocidas virtudes. Hubo, principalmente, fallas en el mediocampo, donde se sufrieron las imprecisiones de Gago, más parecido al de la actualidad de Boca que al que supo complementarse con Messi de maravillas. Esta vez, su bajo nivel repercutió negativamente en la generación de juego. Para colmo, Messi no parecía estar del todo bien –se lo vio vomitar durante el primer tiempo–, aunque eso no le impidió tener algunos momentos de lucidez que le valieron las mejores jugadas de ataque al conjunto nacional.

Rumania, un equipo aguerrido pero de pocas ideas ofensivas, complicó por el lado de su capitán Maricá y del delantero Maxim a una defensa argentina que no brindaba seguridad, sobre todo en las jugadas aéreas. Ahí fue, justamente, donde se lució Romero, salvando el arco frente a dos cabezazos con destino de gol.

Lo que sí hacía bien el equipo argentino era jugar rápido la pelota cuando se le generaban los espacios en ataque. Así generó varias chances serias de gol, que no prosperaron por fallas en la definición. En la primera parte, hubo dos jugadas que merecieron ser gol. La primera fue a los 9 minutos. Messi habilitó a Di María con un pase profundo, este abrió la pelota para Higuaín, que se demoró en la definición y terminó rematando ante la salida del arquero Tatarasonu, que a los 38, le tapó un remate a Agüero, en la que, sin dudas fue la mejor jugada del equipo de Sabella. El Kun dejó en el camino a cuatro rumanos y definió con un derechazo cruzado que el arquero terminó desviando con lo justo.

No era buena la imagen que dejaba la Argentina al cabo de los primeros 45 minutos. El entrenador debía mover rápidamente la piezas, pero sin embargo prefirió estirar la letanía hasta el minuto 56, cuando mandó a la cancha a Palacio (por Agüero, cansando) y a Biglia (por Gago, que no levantaba).

Salvo algo más de frescura en el ataque, los cambios no aportaron demasiado para que la Argentina lavara al menos su pálida imagen en la fría noche de Budapest. Si bien logró manejar un poco más la pelota, le seguían faltando situaciones de gol como para remarcar las diferencias de jerarquía con su rival. Recién a los 70 minutos pudo gritar por intermedio de Palacio, tras una muy buena jugada de Messi, pero el delantero del Inter casi que se chocó con la pelota y no pudo conectar bien el envío del Rojo, de lo mejorcito en la línea defensiva del conjunto nacional y prácticamente el único que tomó posiciones ofensivas durante el transcurso del encuentro.

Sabella aceptó más o menos rápido las limitaciones de su equipo ideal. Y volvió a meter mano en el banco con el ingreso de Lavezzi por Higuaín, que no tenía una buena noche y había desperdiciado sus oportunidades de gol. La última clara para el equipo argentino la tuvo precisamente el delantero de PSG, tras una jugada que inició Messi en posición de enganche habilitando a Palacio, que ingresó por la izquierda y sacó un buen centro para que Lavezzi le diera de volea y con potencia sobre el segundo palo. Esta vez, el que salvó el cero fue el ingresado arquero Pantilimon.

Los jugadores argentinos se retiraron del Estadio Nacional de Budapest enojados por el resultado final. Un empate que sembró dudas en el funcionamiento del equipo.

0- RUMANIA

Tatarasanu; Matel, Gardos, Grigore, Rat; Chipciu, Pintilii, Borceanu; Maxim, Maricá, Tanase.

DT: Victor Piturca.

0- ARGENTINA

Romero; Zabaleta, F.Fernández, Basanta, Rojo; Gago, Mascherano, Di María; Messi, Higuaín, Agüero.

DT: Alejandro Sabella.

Estadio: National de Bucarest.

Arbitro: Gianluca Rocchi (Italia).

Cambios: 46m Pantilimon por Tatarasanu y Torje por Maxim (R), 56m Palacio por Agüero y Biglia por Gago (A), 58m Lazar por Tanese (R), 75m Luchin por Matel (R), 76m Lavezzi por Higuaín (A), 85m Grozay por Chipciu (R).

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